Crítica: La guerra larga
La guerra larga es la segunda parte de la saga La tierra larga, un multiverso creado a cuatro manos por Stephen Baxter y el desaparecido Terry Pratchett en la que la humanidad encuentra múltiples tierras paralelas, en las que el planeta se ha desarrollado de forma diferente. Así, hay tierras casi inhabitables, tierras con climas muy diferentes y tierras con otras especies inteligentes, diferentes a la humana.
No cabe duda que el argumento da para mucho. Por desgracia, los autores no le sacan provecho. Cabe decir que destila algunas gotas de genialidad como referencias veladas a la historia los orígenes de los Estados Unidos (los colonos escapando a mundos lejanos para huir del control del gobierno central) y los procesos de colonización europea (la semiesclavitud de los trolls). A ratos, el tono humorístico y nostálgico de Pratchett sale a relucir y arranca alguna sonrisa.
Pero, a partir de allí, se acaba lo bueno del libro, cuyo mayor defecto es que la mayor parte de los capítulos no pasan de ser una nueva -y aburrida- descripción de un mundo más. Pero tiene más defectos. El estilo es mediocre y algunos diálogos no hay por donde cogerlos. Los personajes son de cartón piedra. La trama es aburrida, el momento climático llega a deshora y se resuelve de forma poco convincente.
En resumen, un libro que no recomiendo. No me he leído la primera parte, por lo que mi introducción a este multiverso llega tarde y mal pero el libro contiene suficientes elementos negativos para no recomendarlo a menos que uno sea muy fan del desaparecido Terry Pratchett.
Etiquetas: crítica, literatura
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