Crítica: Verde

Verde es una novela corta de ciencia ficción pergeñada por Anna Roldós y publicada por Cerbero. Se trata de la primera entrega de la saga Bala de Plata. 

La obra se centra en Adam, una hosca mecánica que trabaja en una estación espacial a la que asignan una nueva compañera: Jaf, una alienígena de la especial suivibá, conocidos despectivamente como verdes. Como es de esperar, la relación entre ambas no empieza con buen pie, al carácter problemático de Adam se unen las diferencias culturales entre humanos y suivibá. No obstante, con el tiempo, surgirá la amistad entre ellas y algo más...

Hasta aquí, he desvelado lo que figura en la contraportada del libro, así no tienen de qué quejarse. El problema viene en que, básicamente, no hay nada más. Se ensalzan valores como la amistad, el amor y la diversidad pero sin ahondar en el tema. No hay dobles lecturas, no hay profundidad, no hay intrincadas tramas galácticas o crítica social de algún tipo, queda años luz de obras similares de encuentro humano-alienígena como Restos de población, Consecuencias naturales, La mano izquierda de la oscuridad o El largo viaje a un pequeño planeta iracundo. Todo lo que puede aportar la noveleta se agota en el primer tercio de la misma y, en consecuencia, dos tercios devienen un pasar de páginas sin nada trascendente que decir. ¿Puede una novela corta hacerse demasiado larga? Esta lo consigue, oigan.

Estilísticamente no es una mala obra, está ejecutada con soltura pero sin alardes de maestría. Buena parte de los diálogos de último tramo sobran, eso sí.

En resumen, Verde es una novela corta que puede gustar a quienes busquen un cántico a favor de la diversidad, la amistad y el amor pero que sabrá a poco a quienes tengan metas más elevadas.