lunes, mayo 15, 2017

Crítica: Rayuela

Me da cierta vergüenza criticar una novela que está considerada como una de las obras maestras de la literatura mundial. Menos mal que este blog es irrelevante. Alguna ventaja tenía que tener.

Veamos, a ratos el libro es brillante. Por desgracia, no son muchos estos ratos. Algunas escenas -especialmente al principio- están escritas de forma espectacular. El capítulo 68, escrito enteramente en glíglico, es una genialidad que merece un monumento. Hasta aquí, las cosas que merecen la pena.

Luego vienen aquellas cosas que, teniendo mérito, no tienen gracia:
  • Eskrivir frases saltándose las nhormas gramatikales puede ser rompedor, puede tener mérito si se considera la época en la que se atrevió a hacerlo pero ¿es alta literatura? En mi opinión, no. Hoy en día millones de adolescentes escriben así.
  • Escribir intercalando frases no es hacer literatura sino una broma de mal gusto. Cuando aprendes a leer estas páginas, pues sí, oye, están bien escritas, no lo voy a negar. Pero, para mí, sigue siendo una pésima idea.
  • Los textos de Morelli son la antítesis de lo que debería hacer un escritor. Se supone que en eso reside la genialidad del texto y que Cortázar ironiza sobre él mismo. Algunas frases quedaron grabadas con fuego en mi mente, como "el coito puro de los caimanes". Te devanas los sesos tratando de averiguar qué demonios ha querido decir para acabar concluyendo que, oye, el autor te está tomando el pelo.
  • Los diálogos son pedantes, farragosos, estériles y continuamente hacen referencia a música, literatura o cualquier cosa que a Cortázar le pase por la cabeza. Incluyen frases enteras en francés. Suerte que Cortázar no residió en Japón y nos obsequió con algún diálogo en japonés, así para animar la cosa.
  • Leí la novela tanto del capítulo 1 al 56 como por el "orden salteado". En este segundo orden aparece el genial capítulo 68 pero abundan sobre todo recortes de prensa y textos extraídos de otros libros. Con razón los llaman "capítulos prescindibles". ¡Ah! Y vigilen, que con el "orden salteado" es fácil perderse (a lo mejor esta es una de las finas muestras de humor que no capté).
  • El desarrollo del libro es extraño. Así, por ejemplo, algunos críticos consideran la muerte de Rocamadour como uno de los elementos mejor elaborados de la novela. Pero es extraño, muy extraño, tanto que parece completamente ajeno al resto del capítulo. Y, tras ese momento transcendente, el autor devanea en unos cuantos capítulos intranscendentes antes de retomar esa línea argumental.
En resumen, mi consejo es el siguiente:
  • Lean el capítulo 68. No se lo pierdan.
  • Lean 1, 2 o 3 capítulos del libro por el orden convencional. Si les gusta, sigan adelante. Si no... No pierdan el tiempo.

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