sábado, mayo 06, 2017

Estado general de la situación

He tenido unos meses moviditos.

Veamos ¿por dónde empiezo? ¡Ah, sí! He publicado un libro. Eso dicen, vamos. Eso ha supuesto dos cosas que había rehuido mucho tiempo. La primera es hacer público que a un servidor le da por escribir. Ni la familia ni nadie de mi empresa (en la que llevaba 9 años) lo sabía. Y la recepción de la noticia ha sido muy positiva. La segunda era hacer promoción y la verdad es que ha ido mejor de lo que esperaba. Sigo sin tener la soltura ante el micrófono de Santiago Segura pero he visto que tampoco se me da terriblemente mal.

Luego está el asunto de las ventas del libro. He descubierto que mucha, muchísima más gente de lo que preveía está dispuesta a comprar el libro si se lo entregas en mano. Hay bastante que lo quiere comprar en librería. Y pocos, sorprendentemente pocos, están dispuestos a comprarlo por la web.

Finalmente, respecto a la difusión, de momento ya no sé qué más hacer. Ya he hecho dos entrevistas de radio y tengo difícil conseguir más. He exprimido Facebook hasta aburrir al personal. La gestión con las librerías también consume su tiempo. Y las lecturas no suben en Goodreads (ya hablaré más extensamente de ello). Así que voy a aparcar la promoción de Los pintores de estrellas verdes hasta que no salga en ebook.

¿Qué más? ¡Ah, sí! Estaba terminando mi tercera novela. ¿Cómo va? Pues fatal, oye. Abril ha sido un desastre en este aspecto. ¿Por qué? Bueno, parte de la culpa la ha tenido que he cambiado de trabajo y creo que esto ha absorbido buena parte de mi capacidad intelectual. Eso por no decir que también tengo mucho menos tiempo libre.

¿Algo más? Bueno, sí. Tengo la firme intención de presentarme (por primera vez) al Visiones de la AEFCFT. Había preparado dos cuentos cuando ¡oh sorpresa! Decidieron obligar una temática para este año: la Paradoja de Fermi. Por desgracia, ninguno de los dos cuentos se podía encuadrar en esa temática. Ajo y agua. Afortunadamente me saqué de la manga dos nuevos cuentos:

  • Uno era corto, bello, fuera de mi literario habitual, iba completamente contra mi ideología y era... Raro.
  • El otro, mucho más estándar, lo desarrollé por si el plan anterior fallaba. Era uno de esos cuentos con sorpresa final tan típicos en mí.
Pues bien. El plan alternativo ha fallado. ¿Motivo? Excede el tamaño máximo. Eso me deja con el plan original. Vale, es bello. Y, aunque me parece increíble, el cuento se escribe solo. Vale, me gusta. Corrijo: ¡joder, cómo me gusta! Y eso que mi cerebro científico me pregunta de vez en cuando quién ha escrito semejante gilipollez. Y eso que es el tipo de cuento que escribe alguien que está loco. Así que, a finales de mayo, allá irá el cuento. Sea una genialidad o un bodrio infumable, porque con estas cosas nunca se sabe.

Así que, una vez liberado de la tarea de agradar a la AEFCFT y de hacer promoción de Los pintores de estrellas verdes, a mediados/finales de mayo retomaré El espejo vacío.



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