martes, julio 17, 2018

Crítica: El cuento de la criada (serie)

Hace unos meses ya reseñé el excelente libro El cuento de la criada, de Margaret Atwood. Como prometí, ahora toca la serie.

El lector me permitirá ir al grano y no detenerme en explicar el argumento. Si quiere más detalles siempre puede ir a mi crítica del libro. Me centraré en la adaptación en sí.

Una segunda advertencia: solo he visto la primera temporada. Quienes me conocen saben que el tiempo que dedico a ver series es escaso.

Al grano.

La serie hace justicia al libro. Hay momentos cinematográficos brillantes, de miradas que dicen más que los diálogos de algunas películas. Las interpretaciones de los personajes son dignas de elogio, destacaría la de Offred (Elisabeth Moss), la del resto de criadas (todas, sin excepción) y la de tía Lydia (Ann Dowd). Fred (Joseph Fiennes) está muy comedido pero más que correcto. Serena Joy (Yvonne Strashovski) también está brillante pero, por desgracia, su personaje está desaprovechado en la serie (resulta una sádica, mientras que en el libro es más bien una amargada y el lector llega a sentir compasión por ella). El único personaje desaprovechado, para mí, es Nick (Max Minghella).

La ambientación es excelente. La serie juega muy bien con los colores (rojo, azul, negro), con los flashbacks del libro y narra de forma brillante cómo una sociedad libre termina convirtiéndose en un régimen opresivo, con todos sus detalles. Sobre este último punto, cabe destacar que el papel de tía Lydia cobra más relevancia que en el libro y resulta todo un manual de cómo lavar el cerebro a alguien.

La serie sigue con bastante fidelidad al libro pero se permite algunos cambios. El final es diferente (no desvelaré más), aporta algunas escenas interesantes (la mejor, la visita de la embajadora mexicana) pero se deja algunas cosas en el tintero (eché mucho de menos que no explicara la historia de Serena Joy).

En resumen, una serie excelente, no apta (eso sí) para personas que tengan estómagos sensibles.






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