Crítica: Cuentos para Algernon (año XI)
Cuentos para Algernon es, para quien no lo sepa, un blog en el que una traductora apodada Marcheto (que prefiere no desvelar su identidad) cuelga de forma gratuita cuentos de autores extranjeros. Se trata de una iniciativa desinteresada, tanto por parte de los autores como de la susodicha traductora, puesto que ninguna de las partes cobra por ello. La calidad de los relatos traducidos es encomiable, por lo que no debe extrañar a nadie que la web haya ganado cuatro veces el Premio Ignotus a la mejor antología y ha quedado finalista en otras cuatro ocasiones.
La última antología, la que nos ocupa en este caso, es la 11ª. Entrando en materia, estos son los cuentos que la componen:
- Un cuento breve sobre edificios altos, de Robert Sherman **** Un cuento que, como es habitual en Sherman, se centra en los personajes y en el que aparece un único elemento fantástico: un arquitecto que revoluciona la construcción edificando de la cima hasta la base. Bellamente construido y con la melancolía habitual de Sherman, el cierre podría haberlo bordado.
- Medra, de Tanith Lee *** Un agente recibe el encargo de visitar un planeta en el que -supuestamente- se esconde una superarma protegida por -agárrense- una mujer solitaria. Un cuento muy emotivo.
- La teoría del desiderátum, de Ananyo Bhattacharya ***** Un cuento breve en el que -no se lo pierdan- aparecen fórmulas matemáticas. ¿Ha escuchado alguna vez la idea de que desear algo aumenta la posibilidad de obtenerlo? ¿Y si convertimos esta idea charlatana en científica? ¿Qué pasaría en una sociedad así? Un cuento que hace explorar la cabeza.
- Lo único que pedí, de Anne Charnock **** En un futuro muchos fetos se gestan en un útero artificial. Los protagonistas de la historia esperan un hijo y viven entre la esperanza por la nueva vida y la angustia de verlo crecer en una "granja". Altamente recomendable desde múltiples puntos de vista (maternidad/paternidad, relaciones de pareja, capitalismo, feminismo...).
- Selección de notas del programa de la retrospectiva de Theresa Rosenberg Latimer, de Kenneth Schneyer **** Una retrospectiva de diversas obras pictóricas de una pintora. Lo más interesante es que, según quién lo lea, puede ver (o no) elementos fantásticos en la obra. Un cuento que exige esfuerzo al lector y que resulta un ejercicio un tanto árido pero muy interesante.
- El capitán Fantasía y los Señores Ocultos, de Tim Pratt *** Un relato que combina superhéroes y nazis, excesivamente previsible.
- Los ojos de la selva, de Ray Nayler *** La humanidad coloniza un mundo en el que la muerte acecha por todas parte pero no existen los depredadores. Una lectura obligatoria para biólogos.
- Variaciones sobre el Tercer concierto de Heisenberg, de Eleanor R. Wood ** En un universo paralelo Heisenberg no fue físico sino músico. Más allá de eso, el cuento no tiene mucho a lo que agarrarse.
- A lomos del caballo negro, de Charles L. Grant *** Se trata de un cuento de terror lento, en el que no sucede nada pero hay un elemento misterioso, no sabemos muy bien qué (bueno, sí lo sabemos, un forajido de siglos pasados que vive oculto en nuestro presente). Un cuento con una prosa en la que abundan las frases muy cortas, muy efectiva.
- Milagroso, de Isabel Yap *** Un cuento interesantemente ambientado en la cultura filipina.
- Buenas noches, que descanses, de Brian Evenson *** Un cuento de terror sobre una madre que cuenta historias de miedo a su hijo. Años después, ya crecidito, regresa a su hogar con la clara intención de que madre (ahora abuela) no le haga lo mismo a su nieta. Un texto que juega inteligentemente con la tensión que va en aumento pero que al final resulta demasiado previsible.
- Que mundos a otros los mapas muestren, de K. J. Parker **** Es la obra más larga de la antología, llegando a la categoría de novela corta (ganadora del World Fantasy Award, por cierto). Un experto en la vida de un antiguo explorador se enfrenta al dilema entre mantenerse fiel a la verdad o, enfrentado a un rival, dejarse llevar por sus ansias de gloria. Debo confesar que las historias del mundo académico me gustan especialmente y esta es una digna ejemplar. Con una tensión que juega hábilemente al despiste, logra rematar con un final redondo.
Etiquetas: crítica, literatura
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