miércoles, enero 25, 2017

Crítica: Los límites del crecimiento 30 años después

Los límites del crecimiento 30 años después es una revisión del libro homónimo, de gran influencia en el movimiento ecologista y que popularizó términos como "desarrollo sostenible".

Los autores no son precisamente unos indocumentados perroflautas. Donella Meadows era doctora en Biofísica por la Universidad de Harvard, Jorgen Randers es doctor en Administración y Dirección de Empresas por el MIT y Dennis Meadows es licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Minnesota, por citar solo algunas de sus múltiples titulaciones.

El libro contiene algunas explicaciones brillantes sobre el problema que supone el crecimiento exponencial. Fundamentalmente, que no se puede aspirar a un crecimiento infinito en un sistema cerrado y que un crecimiento exponencial puede agotar un recurso mucho antes de lo esperado. Fundamental es también su explicación del término "extralimitación" así como de muchos otros que están convenientemente explicados (como p.e. la diferencia entre "reserva" y "recurso").

El libro presenta diversos problemas, con bastante acierto:
  • Sobrepoblación.
  • Degradación del suelo agrícula (erosión, contaminación, agotamiento, sobreexplotación de acuíferos).
  • Agotamiento de los recursos no renovables (minerales, combustibles fósiles).
  • Contaminación (se centra en la de largo plazo, pues es más difícil de revertir).
  • Cambio climático.

Al contrario de lo que muchos dicen, el libro no es pesimista. En absoluto. Informa de lo que puede suceder si hacemos las cosas mal pero también da pinceladas de optimismo (p.e. al explicar cómo se redujo la contaminación de los ríos europeos y estadounidenses y cómo se contuvo el agujero de la capa de ozono).

No obstante, el libro tiene diversos "peros". Está claro que, p.e., muchos caladeros están esquilmados. Está claro también que los recursos no renovables son finitos. Pero...

  1. La manía por poner números a algunos conceptos (p.e. la "huella ecológica") resulta irritante si no se justifica bien cómo se han elaborado. Me da la impresión de que los autores piensan más en concienciar al gran público que no en ser rigurosos.
  2. Los autores, que en general van con sumo cuidado a la hora de hacer afirmaciones, dan a veces la sensación de no querer poner en duda ciertos principios. Así, p.e., desechan tecnologías como la transgénica o la nuclear mientras que abrazan la agricultura ecológica y las energías renovables. Si esperaba un balance de pros y contras de cada alternativa aquí no lo encontrará. Algunos alegarán que el reducido espacio del libro no da para más, pero es que uno es un poco malpensado.
  3. La última parte del libro está plagada de palabrería que desmerece todo el conjunto. Por ejemplo quieren que la sociedad del futuro tenga la "Sostenibilidad, suficiencia, igualdad y belleza como máximos valores sociales". Se meten en donde no toca al bramar contra el desempleo y reclamar "alguna manera de incentivar que las personas den lo mejor de sí mismas a la sociedad". En política quieren "dirigentes honrados, respetuosos, humildes". Y eso por no hablar de que necesitamos una sociedad basada en el amor. Así, tal cual. Y luego dicen que es un libro de ciencia.
En resumen, un buen libro, con abundante información, buena documentación y que aclara muchos conceptos que serán imprescindibles para que la humanidad salga adelante en el s. XXI. Buena parte de las críticas que se han vertido sobre él vienen de gente que o no lo ha leído o no lo ha entendido (1). Por desgracia, ciertos sesgos, algunas afirmaciones de dudoso rigor y, en especial, un final que merece estar más en la sección de "autoayuda" que no de "ciencia", desmerecen lo que de otro modo hubiera sido un gran libro. Recuerda a Colapso de Jared Diamond pero este último, sin resultar tan pretencioso ni entrar en tantos detalles, no patina metiéndose donde no le llaman y resulta mucho más riguroso.

(1) Las críticas más despistadas dicen que es un libro que va contra el crecimiento económico. Nada más lejos de la realidad, los autores lo dejan claro: van contra el ilimitado crecimiento físico, no contra el crecimiento económico. Es decir, que, p.e., la cantidad de tierras cultivables es limitada y que su sobreexplotación puede acarrear problemas (erosión, pérdida de biodiversidad, contaminación, agotamiento del suelo, agotamiento de los acuíferos, salinización...), por lo que es obvio que, tarde o temprano, la producción de alimentos debe tocar techo, por las buenas (autorregulación) o por las malas (porque las tierras se vuelvan improductivas).

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