martes, marzo 14, 2023

Crítica: Un poco de odio

Un poco de odio es una novela de Joe Abercrombie, la primera de la Trilogía de la Locura. Se trata de una obra de fantasía ambientada, al igual que muchas de sus otras novelas en El Círculo del Mundo, por lo que encontrará muchas referencias culturales, de personajes e históricas con otras obras del mismo autor, como por ejemplo la excelente Los héroes. En esta ocasión, la línea temporal alcanza el punto en el que comienza la revolución industrial, lo que incorpora interesantes consecuencias.

Abercrombie no se corta un pelo a la hora de plasmar sus influencias. Veamos. Tenemos dos naciones enemigas, una los Norteños y otra la Unión, una amalgama de países en los cuales destaca Anglaterra. ¿Le suena de algo? Pues espere que hay más. En la zona en conflicto hay un gran círculo de megalitos. ¿Familiar? Todavía hay más, en la Unión se está produciendo la revolución industrial y los trabajadores, encabezados por un misterioso cabecilla, rebelan contra sus patronos (1).

Las obras de Abercrombie destacan por su exquisito trato a los personajes, que brillan con luz propia en unas pocas páginas. Así, por ejemplo, tenemos a Leo, el atolondrado héroe, demasiado preocupado por conseguir la gloria como para preocuparse por minucias como si sus amigos mueren por su culpa. Oto, el menospreciado príncipe de la Unión, cínico pero de buen corazón. Savine, la rica emprendedora que invierte en las máquinas de vapor, despiadada en los negocios pero no perversa del todo. Como crítica, se puede señalar que hay demasiados personajes, puesto que todos los protagonistas tienen un buen grupúsculo de colegas, todos ellos con características propias.

Resulta encomiable la ácida crítica que destilan las páginas del libro. Así, por ejemplo, mientras la madre de Oto le reprende por no atender a los asuntos de Estado, este se mofa de su propia dinastía tras asistir a la ejecución de una niña de quince años (2). Este sentido del humor resulta contagioso y arrancará más de una sonrisa. Estilísticamente hablando es la parte más lograda del libro, si bien este es un aspecto en el que la novela no cojea en absoluto.

Si bien se trata de una obra en la que los personajes llevan el peso de la historia, hay otros aspectos a comentar:

  • Esta novela está ambientada en el momento en el que la revolución industrial cambia el mundo, creando tensiones entre clases sociales (nobleza vs burguesía, científicos vs magos, poderosos vs trabajadores). Este es, desde mi punto de vista, enfoque más interesante de la novela. Como no podría ser de otra forma, Abercrombie se pone del lado de los débiles, pero no de forma inocente. Hay poderosos que no son malvados, hay traición entre los trabajadores... 
  • Para los amantes de la acción, hay batalla, si bien esta parece una trama secundaria. La verdad, esperaba más en este aspecto.
  • Finalmente, la magia se toca de forma bastante tangencial. Una chica con visiones que adelantan futuros acontecimientos pero cuyas premoniciones son tan poco claras que son difíciles de interpretar si bien, cómo no, una vez los acontecimientos han pasado queda meridianamente claro a qué se refería.

No podíamos despedir esta crítica sin mencionar el final, que en esta ocasión lo borda. Todas las líneas de los personajes convergen hacia este final trepidante, lleno de traiciones, revelaciones (3), alianzas, relaciones amorosas nacidas de la noche a la mañana y muertes. De lo mejorcito de la novela en su desarrollo, su resolución y las intrigas que abre para la segunda parte.

En resumen, Un poco de odio es una lograda obra de fantasía, con una magistral dosis de humor, personajes memorables (aunque demasiados), acción y algunas gotas de magia. A destacar el contexto en plena revolución industrial, con múltiples actores jugando sus cartas en un entorno cambiante.


(1) Es probable que a usted no le suene, pero la rebelión de Ludd es un episodio muy conocido para los británicos.

(2) --Tenemos enemigos por todas partes. También dentro de nuestras fronteras.

--Lo sé. Acabo de asistir al ahorcamiento de tres de ellos. Dos campesinos y una niña de quince años. Se meó encima. Nunca me he sentido más orgulloso.

(3) No haré spoliers, solo diré que ciertas prácticas sexuales no resultan muy convenientes.


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