miércoles, mayo 05, 2021

Crítica: El fin del Imperio

El fin del Imperio es una novela de John Scalzi en la que se nos plantea un escenario en el que, gracias a una extraña propiedad de la naturaleza llamada el Flujo, la Humanidad ha colonizado diversos sistemas estelares pero ha perdido el contacto con la Tierra. El Flujo permite el viaje superlumínico sin necesidad de ir más rápido que la luz, lo que facilita enormemente el tráfico de mercancías entre las estrellas. Gracias a eso, los sistemas se especializan en determinadas actividades y dependen de los demás para obtener el resto de sus recursos. Se forja así un nuevo imperio, la Interdependencia.

Durante siglos, la Interdependencia ha florecido gracias a la estabilidad del Flujo. Pero esto está a punto de cambiar...

La obra muestra importantes paralelismos con el mundo actual, tan interconectado que un accidente de una mina de carbón china puede disparar el precio del bitcoin. En esta Interdependencia solo dos planetas tienen una atmósfera respirable, mientras que los demás dependen críticamente del comercio interestelar para sobrevivir.

El fin del Imperio es una novela muy dinámica, que no pierde tiempo en complejos diálogos internos o en prolijas descripciones, sino que deja que sean los diálogos los que dominen las páginas. Destacan los personajes de moralidad despistada y un cinismo de película que impregna de un peculiar sentido del humor toda la obra. No obstante, esto, que constituye uno de los pilares del libro se convierte, por repetición, en uno de sus principales defectos. Y es que en numerosas ocasiones los personajes son tan parecidos en forma de pensar, hablar y motivaciones que, simplemente, son indistinguibles unos de otros.

En resumen, El fin del Imperio es una space opera muy ágil, con interesantes paralelismos con el mundo actual y un sentido del humor muy logrado. Sin destacar estilísticamente, su principal defecto es que la construcción de los personajes flojea por repetición.




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