Crítica: La singularidad

La singularidad es una novela corta de ciencia ficción de Sara Sacristán Horcajada, editada por Cerbero.

Ambientada en un futuro lejano en el que la humanidad realiza viajes interestelares con regularidad, la novela arranca con una anomalía: en un momento dado se encuentra una singularidad que a todas luces tiene origen artificial. Dado que nunca se ha detectado presencia alienígena, el interés se dispara y en seguida se intenta desentrañar los misterios que encierra la singularidad.

Para los despistados, una singularidad es un lugar en el que no se puede definir alguna magnitud física. Por ejemplo, los agujeros negros son una singularidad. Pues bien, para el caso que nos ocupa resulta imposible entrar o salir de la singularidad.

La novela arranca cuando una nave tripulada, la Wonderland, es la primera en penetrar la singularidad. Su tripulación, encabezada por Mara, en seguida verá que, además, se desentrañar el misterio de qué encierra la singularidad, se verá envuelta en una frenética carrera por su propia supervivencia. No diré más, porque más vale que lo lean, pero resulta una inteligente mezcla de cierta saga de películas y cierta serie de televisión. Como digo, mejor léanlo.

Literariamente hablando, no es una mala obra. No hay ningún defecto reseñable en la prosa de la autora, si bien tampoco deslumbra con virtuosismo. Es efectiva para lo que pretende: una obra muy dinámica, llena de tensión y acción.

La única objeción que le pongo a La singularidad es que no termina de cerrar del todo bien la obra. Ya sabemos que, cuando hay singularidades de por medio, encajar todas las piezas del puzzle puede ser complicado.

En resumen, La singularidad es una meritoria obra de ciencia ficción hard que incluye misterio, acción vertiginosa e interesantes giros sobre la relación causa-efecto.