domingo, marzo 17, 2019

Crítica: La ladrona de tomates

La ladrona de tomates es una novela corta de fantasía, obra de Ursula Vernon y ganadora en el 2017 del Premio Hugo. Es una obra publicada por la Editorial Cerbero, que hasta ahora editaba exclusivamente autores patrios pero que, visto el éxito cosechado, está ampliando su catálogo a obras extranjeras.

La sinopsis de la obra es la siguiente. La abuela Harken vive sola, semiaislada de todos y su principal preocupación es el cultivo de tomates, en lo que es toda una experta. Un buen día, sin embargo, descubre que alguien le está robando los tomates.

La obra muestra tantas similitudes con Restos de población que, sinceramente, no sé por dónde empezar. En ambos casos se trata de mujeres mayores, aisladas, cascarrabias, despreciadas por el resto, que cultivan el campo, poseedoras de una gran sabiduría y las que un encuentro inesperado les lleva a emprender una aventura que no deseaban. No sé si Ursula Venon se inspiró en la obra de Elisabeth Moon pero, desde luego, lo parece.

Sintiéndolo mucho, a la hora de establecer comparaciones con Restos de Población no sale demasiado bien parada. Tanto la prosa como la historia, como la construcción de los personajes son de inferior categoría. Le falta, además, las dobles lecturas que tiene la obra de Moon. Pero es que, para mí, Restos de población es una obra maestra y es evidente que la comparación es difícil y un tanto injusta. Es una buena obra, no se engañen. Ursula Venon lo hace todo bien, pero sin alcanzar la maestría.

La obra está ambientada en el semidesierto del oeste americano, ese que es tan típico de los western. Está plagada de folklore local que seguro que habrá hecho las delicias de los lectores estadounidenses aunque aquí algunas palabras y giros se habrán perdido con la traducción. Lo primero que llama la atención es lo pintoresco y muy acertado del personaje principal, que da voz a un tipo de persona que no suele tenerla en las obras del género fantástico. La abuela Harken es una delicia, no se la pierdan. Es muy destacable la curiosa ambientación de la obra, en la que se mezclan la tecnología y la magia de una forma que no es muy habitual. Tampoco queda clara la época, el lugar ni si estamos viendo nuestro mundo, un mundo paralelo o vete tú a saber qué. Nada de eso importa y allí reside la gracia de la obra.

Mi única pega a La ladrona de tomates es el final, demasiado precipitado.

En resumen, una buena obra, justa ganadora del Premio Hugo, que gustará a los que busquen historias diferentes, de fantasía o ambientadas en el oeste.






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