jueves, mayo 23, 2019

Crítica: Visiones 2018

Cada año la AEFCFT edita una antología para dar a conocer a nuevos talentos de la ciencia ficción española. La recopilación, llamada Visiones, aúna los mejores cuentos que se han recibido, ceñidos al tema del año. El de 2018 fue el transhumanismo y de la selección se encargaron dos personas muy conocidas en el mundo de la ciencia ficción española: Israel Alonso (editor de Cerbero) y Nieves Delgado (autora, entre otras obras, de 36).

Para los despistados, el transhumanismo es el movimiento que pretende cambiar la propia naturaleza de la especie humana mediante la tecnología. Sin las limitaciones que nos impone nuestra propia biología asuntos como el aprendizaje, los sentidos, la mortalidad o el sexo (por citar unos pocos casos) pueden cambiar radicalmente.

Al tratarse de autores casi noveles no es de esperar obras de primer nivel. No es pródiga en obras excelsas, pero tampoco hay obras malas.

Los mejores relatos son:
  • Nota de suicidio desde el Pacífico - Marina Teba Sánchez - En un mundo donde la inmortalidad es la norma, una persona decide suicidarse.
  • Mi añorada Jerusalén - Raúl Gonzálvez del Águila - El relato más futurista y uno de los mejor escritos.
  • Antonia - Lorena Arce Córdoba - Una ácida mirada al cambio de cuerpo, de la mano de una inolvidable Antonia.
  • La flor de Fereindoun - Daniel Dopazo Lafuente - Para mí el mejor de la colección. Tras un cataclismo, la humanidad se ha dividido en dos especies, una que es igual a nosotros y otra que ha evolucionado hacia algo diferente. No se pierdan el inteligente giro del final.
  • La villa - Ana Saiz García - Copiar una persona puede tener efectos inesperados.
  • La doctora - Andrés Piera Martínez - Una original mezcla entre western y robótica (probablemente inspirada en Westworld) envuelta en un halo de misterio.

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miércoles, mayo 01, 2019

Crítica: Lincoln en el Bardo

Lincoln en el Bardo es un libro experimental que nada magistralmente entre la fantasía, la novela histórica, el libro académico y el terror. Su originalidad le ha otorgado críticas muy favorables. El libro se desarrolla en medio de la Guerra de Sucesión Americana, cuando uno de los hijos de Lincoln, Willie, muere inesperadamente. Lincoln está desgarrado no solo por el dolor obvio de perder a un hijo sino, especialmente, porque siente que pudo haber evitado su muerte.

La novela brilla por su sorprendente originalidad. Los capítulos se dividen entre los vivos y los muertos.

Los capítulos de los vivos están deliciosamente escritos mediante citas (algo en lo que el autor, George Saunders, es experto, al ser el ensayo y el relato corto su género habitual). Al hacerlo, estos capítulos se asemejan a un libro académico, lleno de diferentes fuentes, a menudo complementarias y, a veces, contradictorias.

Los capítulos de los muertos son otro tema. Se escriben de la misma manera que los vivos, pero lo que funciona maravillosamente en los capítulos vivos no lo hace en los muertos. Retrasar el conocimiento de quién está hablando al final de la cita dificulta seriamente la legibilidad del texto. Además, como los capítulos muertos solo consisten en diálogos, esta parte del libro carece de descripciones que ayuden al lector. Por añadidura, hay demasiados personajes muertos para seguirlos correctamente. Aunque los capítulos muertos proporcionan algunos de los momentos más hermosos del libro, también proporcionan demasiada confusión.

En resumen, Lincoln en el Bardo es un libro hermoso y sorprendentemente original que no transmite un mensaje claro en su dilatada extensión.

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