lunes, octubre 23, 2017

Crítica: Blade Runner 2049

Blade Runner 2049 es la continuación de la mítica Blade Runner de 1982. Pero supongo que esto ya lo sabréis ;-)

Blade Runner 2049 mantiene las señas de identidad de la original: es lenta, estéticamente preciosista, oscura, filosóficamente intrigante y tiene un final difícil de entender. Debo decir que no he sido nunca un gran fan de Blade Runner, posiblemente porque la vi cuando era demasiado pequeño para poder apreciarla. Y, respecto a esta nueva versión debo decir que salí del cine con un regusto agridulce. No disfruté mucho con la proyección, me pareció lenta, con un guión que parecía un collage de escenas y un final incomprensible... Pero, pasados los días, mi percepción de la película es diferente. Solo recuerdo la cara de K cuando los humanos le dicen una y otra vez que solo es una máquina; recuerdo a K comprándose una novia cibernética, que a su vez contrata los servicios de una prostituta para poder acostarse con K; recuerdo al replicante al que le gusta el sabor a ajo. Estos dilemas filosóficos y morales son, para mí, el súmum de la ciencia ficción.

En resumen, una película de ciencia ficción diferente. Lenta, donde prima la estética y los planteamientos filosóficos. Como puntos flojos destacaría un guión poco coherente. Encantará a los fans de la primera película, con algún guiño sorprendente (como ese "Made in CCCP") pero sin caer en la copia descarada.

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domingo, octubre 15, 2017

Crítica: La mirada extraña

La mirada extraña es una colección de cuatro novelas cortas en donde prima el sentido de la maravilla que tanto juego da en la ciencia ficción.

Lo cierto es que es un libro que me ha dejado con un sabor agridulce. Me ha encantado el derroche de imaginación de Felicidad Martínez. También me gusta cómo termina ligando las historias entre sí, algo que resultó una sorpresa muy agradable (no lo ves venir hasta que no has leído buena parte del libro) y que deja un buen sabor de boca al final.

Como aspectos no tan buenos debo avisar que al principio el libro se hace un poco durillo. Además, la historia con la que arranca (Fuego cruzado) es la más difícil de entender, lo que no contribuye precisamente a la facilidad. Cuando estaba en esa primera historia me quedé con la sensación de "¿pero este no era ese libro tan bueno del que todo el mundo hablaba?". 
Por otro lado, literariamente hablando, tiene altibajos. Debo decir que el estilo de la autora no es muy de mi gusto (aquí muy probablemente pesan mis prejuicios, qué le vamos a hacer).

Deliberado o no, las dos mejores historias (por su temática más sofisticada, me atrevería a decir, las dos primeras son sexo y violencia) las deja para el final: Los dioses de Amarán y La perversión de la luz. Eso contribuyó a que mi valoración del libro mejorara con cada nueva historia que leía.

En resumen, un libro recomendable por su gran dosis de imaginación y que va de menos a más.


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sábado, octubre 07, 2017

Crítica: El despertar del leviatán

El despertar del leviatán es un libro escrito por un tal James S.A. Corey (en realidad, un pseudónimo de los autores Daniel Abraham y Ty Franck).

Se trata de una space opera agradable y dinámica, llena de acción. Incluye quizás una de las mejores descripciones de una batalla espacial que he leído. La descripción de los diversos bandos y sus motivaciones es realista y bastante completa. También vale la pena mencionar cómo se representan los diferentes personajes, algo que no esperaba en mucha profundidad, y cómo los autores utilizan el lenguaje para hacerlo. Como autor sé lo difícil que es cambiar el lenguaje para reflejar las diferencias de caracteres.

Desafortunadamente, hay varios contratiempos en el libro:

  • Carece de poesía. Lo sé, es quizás un prejuicio, pero tengo la sensación de que si una novela carece de poesía no es una buena novela. No estoy diciendo que son malos escribiendo, en absoluto. Son buenos planteando los personajes, la trama y la acción, pero tengo la sensación de que al libro le falta algo para ser perfecto.
  • La última parte del libro es un poco inverosímil y me da la impresión de que el libro parece pensado desde el principio para hacer una serie de televisión.


Como todo el mundo debe saber, la serie The Expanse se basa en esta saga (El despertar del leviatán cubre, más o menos, la primera temporada de The Expanse) y la comparación es inevitable. Empecemos:

  • La trama está mejor descrita en el libro. Al final de la misma se entiende claramente quién está moviendo los hilos y por qué.
  • El programa de televisión comienza de una manera fea, con un montón de dialecto criollo que hacen que la comprensión de los hablantes de inglés no nativos un dolor en ... bueno, ya sabes.
  • El libro tiene mucho menos criollo y es mucho más fácil entenderlo. Además, el programa de televisión va mejor a medida que avanza, mientras que el libro -en mi opinión- hace lo contrario.
  • El libro llena algunas lagunas que se pueden tomar como errores en la serie como, p.e. cómo se crea la gravedad en los asteroides (pista: giran).
  • Como ya he dicho, los personajes están mucho mejor descritos en el libro que en la serie.
  • Eché de menos la terrestre Chrisjen Avasarala.
En resumen, un libro entretenido, que gustará a aquellos amantes del espacio, la acción y las tramas complicadas. Sin ser alta literatura, los personajes valen la pena.

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domingo, octubre 01, 2017

La Paradoja de Fermi (12/12): Consideraciones finales

En diez posts he ido desglosando diversas hipótesis para explicar la Paradoja de Fermi. He intentado siempre ser lo más riguroso y científico posible aunque -obviamente- uno no puede escapar de tener un sesgo personal. Va siendo hora de hacer un resumen general de la situación.

Empecemos por el principio. En la Vía Láctea hay -grosso modo- cien mil millones 100.000.000.000) de estrellas. La mayor parte de ellas (probablemente casi todas) tienen planetas. De estos una buena cantidad debe hallarse en la Zona Habitable de sus estrellas (1).

No todos los planetas nos interesan. Aquellos que orbiten estrellas de muy baja metalicidad (2) no nos interesan dado que en ellos parece difícil que haya aparecido la vida. En otros casos, las estrellas son de corta vida. Algunos serán demasiado pequeños para retener una atmósfera, orbitarán alrededor de una enana blanca (3), habrán cambiado radicalmente su órbita, etc. Finalmente, podría ser que los planetas demasiado cercanos al centro galáctico sufrieran una cantidad de radiación (en forma de estallidos de supernovas o de GRBs ocasionales) demasiado elevada. Pero tampoco parece que haya unas dificultades excesivas para que exista un buen número de planetas de un tamaño similar a la Tierra y que tengan la temperatura y composición química adecuada (4).

Así pues, planetas potencialmente habitables hay muchos, muchísimos. Es un número claramente inferior al de estrellas pero, a pesar de todo, siguen siendo muchos.

Si ya tenemos un planeta potencialmente habitable ¿habrá vida en él? Hasta los años 80 había muchos científicos que consideraban que no, que podría ser que la vida fuera un fenómeno de muy difícil repetición. Hoy en día las cosas han cambiado, la clave es que, conforme las investigaciones
han ido avanzando, se tiene cada vez más claro que la vida apareció sobre la Tierra en cuanto tuvo una mínima oportunidad (o sea, en cuanto hubo océanos). De ser así, parece probable que la vida aparezca en cuanto tenga una mínima probabilidad.

Hasta aquí todo parece ir bien. Ahora es cuando la cosa se pone interesante.

La vida tardó mucho, muchísimo, en dar con formas complejas en la Tierra. Y eso que la Tierra tiene condiciones óptimas y no ha sufrido ningún gran cataclismo capaz de borrar la vida sobre su faz. Parece, pues, que se necesitan miles de millones de años en pasar de organismos unicelulares a formas pluricelulares. No hay ninguna garantía de que haya muchos planetas que permanezcan habitables durante miles de millones de años, por lo que podría ser que la vida pluricelular sea rara. A pesar de esto, la cantidad de planetas en la galaxia es tan abrumadora que, probablemente, necesitemos más argumentos.

¿Podría ser que la inteligencia fuera rara? A priori no se puede descartar que existan planetas sin inteligencia, donde formas de vida "vegetales" sean las únicas existentes o donde los animales no pasen de ser medusas (5). Es una posibilidad no descartable pero, a mi modo de ver, no demasiado realista. Desde la aparición del sistema nervioso central, el índice de encefalización de la especie más inteligente no ha hecho más que subir. Demasiada casualidad, digo yo.

Llegamos -por fin- a los puntos que, para mí, probablemente tengan la clave del asunto.

En primer lugar, no hay ninguna garantía de que la inteligencia lleve por necesidad a la civilización. Nuestros antepasados tardaron mucho tiempo en pasar de ser unos simios a construir las pirámides. En todo ese tiempo hubo varias glaciaciones y grandes erupciones volcánicas. Nuestros ancestros las pasaron canutas y bien podrían haberse extinguido. En segundo lugar, tener una civilización no implica desarrollar tecnología avanzada. Por desgracia, la mayoría de los que se preocupan
por la Paradoja de Fermi son físicos, astrónomos o biólogos y tienen -en general- escaso conocimiento de las ciencias humanas. Pero a lo largo de la historia ha habido numerosas
ocasiones en las que el progreso científicos se interrumpía, a veces sin querer, a veces de forma deliberada (6). Sencillamente, yo no descarto que la galaxia esté llena de constructores de pirámides, que prohíban los utensilios de metal por ir contra su religión.

El tercer argumento es que puede ser que todas las civilizaciones se extingan tarde o temprano. Puede
ser por una catástrofe natural o una catástrofe provocada (no es imprescindible que dispongan de tecnología avanzada para ello) (7). Sería triste pero podría ser perfectamente posible. Una civilización tecnológicamente avanzada puede que tenga en sus "genes" un crecimiento exponencial y causar, con ello, su propia destrucción.

En cuarto lugar, puede ser que el viaje interestelar sea a efectos prácticos imposible y, por lo tanto, las civilizaciones deban detectarse a distancia. Esto se une a otro argumento, el que dice que simplemente no ha pasado suficiente tiempo para que nos detecten o el que dice que nadie emite (y por tanto no se puedan detectar).

Y, por último, los dos argumentos más "raros" y que clasifico a parte. El que defiende que somos los primeros y el que defiende que están aquí pero no se quieren mostrar. Ambos me parecen plausibles.

Si alguien me pregunta le diré que no sé con cuál quedarme de todos estos. Según el día que tenga.



(1) Dejaremos aparte combinaciones "exóticas" como satélites tipo Europa o Encélado, que podrían albergar vida aunque están fuera de la Zona Habitable. Este tipo de satélites podrían existir incluso en planetas errantes (es decir, que no orbitan alrededor de ninguna estrella). Que haya vida o no en ellos no altera el resultado de este post.
(2) En astronomía se entienden por "metales" todos los elementos más allá del litio dado que son aquellos que no se originaron
en la nucleosíntesis primordial. Esto incluye el carbono, oxígeno, nitrógeno, potasio, etc. que son indispensable para la vida.
(3) El problema de un planeta que orbite alrededor de una enana blanca es que antes de ello habrá pasado por cambios cataclísmicos producidos por la fase de gigante roja de la estrella, las eyecciones masivas de materia en su fase final, etc.
(4) Conviene recordar que dos moléculas que se suelen considerar imprescindibles para la vida (agua y dióxido de carbono) figuran entre las más comunes del universo.
(5) Digo medusas porque no tienen sistema nervioso central.
(6) Por poner dos ejemplos, mil años de Imperio Bizantino produjeron muy poco avance tecnológico y el Imperio Otomano logró bloquear el avance de la imprenta durante más de tres siglos.
(7) Repito que no hace falta una tecnología avanzada para causar una catástrofe medioambiental y, si no se lo cree, piense en el inmenso daño que causa la agricultura y que se ha llevado por delante a más de una civilización.

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