lunes, febrero 17, 2020

Crítica: Nistagmo

Nistagmo es una novela corta de Bruno Puelles, autor jovencísimo y del que, dado su curriculum, dará mucho que hablar. La obra recibió una mención especial en el Premio UPC del 2018, lo que le da cierto caché pero lo realmente interesante es la premisa inicial: en este acelerado mundo moderno, en el que a todos nos parece que nos falta el tiempo ¿qué pasaría si apareciera un avance tecnológico que permitiera prescindir de dormir?

Nistagmo parte de esa premisa y nos narra las vivencias de su protagonista, un atribulado padre de familia, encadenado a un trabajo que no le gusta, un poco friki, agobiado por el cuidado de los hijos y al que le faltan horas para desarrollar su verdadera pasión: la escultura. ¿Se sienten identificados?

Hay más. Personas con sueldos míseros, aquí llamadas todoterrenos, son vistas con recelos por los trabajadores con derechos, pues temen ser sustituidos por una de ellas. ¿Les recuerda a algo?

La prosa de Nistagmo es resultona y de lectura extremadamente ágil, con puntos de hunor interesantes, especialmente al principio. No esperen virtuosismo.

Donde la obra falla un poco es que la trama resulta demasiado previsible. En pocas páginas uno puede tener claro cómo se va a desarrollar todo.

En resumen, una obra con una premisa muy interesante y fuerte crítica social, ideal para pasar un buen rato y dejarse llevar.

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lunes, febrero 03, 2020

Crítica: Challenger

Challenger es una novela de Guillem López (del que ya reseñé Arañas de Marte) que se encuadra en una rama de la literatura denominada literatura weird (o extraña, si lo prefiere en castizo), en la que se mezclan conceptos de fantasía, ciencia ficción y terror.

Challenger nos presenta un caleidoscopio de 73 relatos que se ubican en las horas que rodean al accidente del Challenger (que, para quien no lo sepa, se desintegró a los 73 segundos del despegue). Cada uno de estos relatos nos narra las vivencias de un personaje diferente, por lo que Challenger es, en realidad, un conjunto de relatos apenas conectados entre sí. Así, por ejemplo, podemos ver a una persona que sufre un accidente y luego, en otro capítulo, una persona que la atiende en un hospital. El tono weird de la obra lo dan los monstruos (a veces reales, a veces creados en las mentes de los personajes) pero, además de eso, el autor nos regala una rica variedad de personajes: sociedades secretas, amantes, turistas, caseros, espías, ingenieros, niños e incluso perros.

La prosa de Guillem López es prodigiosa, de entre las mejores del género, si bien es cierto que en ocasiones comete excesos que restan legibilidad al texto.

El principal defecto de Challenger es su falta de argumento. Si bien las historias están conectadas entre sí, en ningún momento da la sensación de querer explicar una historia. No sigue el clásico esquema de presentación, nudo y desenlace. Los diferentes puntos de vista se suceden sin orden ni concierto. No siguen una secuencia temporal, no están ordenados según su relación, ni por su temática o por dónde sucede la acción. Nada. Cero. A pesar de eso, su maestría con las palabras logra mantener la atención del lector durante sus páginas. 

En resumen, Challenger es una novela de redacción excelente que no termina de encajar plenamente en ningún género clásico y que encandilará a los amantes de los relatos de Lovecraft. No obstante, su falta de hilo argumental echará para atrás a quienes busquen, por encima de todo, una historia.

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