Crítica: Herederos del tiempo
Herederos del tiempo (originalmente Children of time) es una novela de Adrian Tchaikovsky, autor británico especializado en fantasía y ciencia ficción. Tanto esta novela como su secuela (Children of ruin) ganaron el Premio Arthur C. Clarke y por la saga entera ganó el Premio Hugo a la mejor saga en la convención mundial de Chengdu del 2023 que, de forma inusual, declinó debido al controvertido proceso de votaciones (ya sabemos que el gobierno chino lo de las elecciones no lo lleva muy bien).
La obra arranca en un futuro a medio plazo, con la humanidad preparándose para colonizar las estrellas. Para ello, se inicia la terraformación de los planetas a distancia, acelerada mediante ingeniería genética. No obstante, cuando el envío de humanos está a la vuelta de la esquina, la fuerte oposición al proyecto por parte de grupos ecologistas termina por provocar una brutal guerra en la Tierra que prácticamente aniquila toda la civilización humana.
Los mundos a medio adaptar quedan sin supervisión, con la ingeniería genética haciendo de las suyas... En uno de estos mundos, la ingeniería modifica a los artrópodos (en especial los arácnidos). Mientras, la Tierra se convierte en inhabitable y los humanos lanzan una última y desesperada misión de colonización a ese mundo abandonado.
Los capítulos de la novela se dividen entre aquellos protagonizados por arácnidos y los que se centran en los humanos. A pesar de que la acción de la obra transcurre a lo largo de varios siglos, los personajes de ambas tramas son los mismos todo el tiempo, lo cual merece una explicación.
En aquellos capítulos dedicados a las arañas, estas nacen, viven y mueren, pero sus nombres se mantienen a lo largo de la novela. Así, cada vez que se nos presenta una araña llamada Portia, sabemos que estamos ante una líder, mientras si quien se nos aparece es un macho llamado Fabian, tenemos enfrente a un científico que lucha por los derechos de los machos (ver más adelante). Con este hábil recurso, Tchaikovski logra que identifiquemos a los personajes aunque -biólogicamente hablando- no sean los mismos.
En los capítulos dedicados a los humanos, muchos pasan larga cantidad de tiempo en hibernación, y despiertan de siglo en siglo. Otros vuelcan su mente en un ordenador, convirtiéndose así en inmortales.
Mientras los arácnidos evolucionan rápidamente, pasando de seres solitarios a seres sociables, de tribus a estados, inventan sus propias religiones, hacen su particular revolución científica, etc, los humanos descienden a la locura y la barbarie, perdiendo por el camino buena parte de su tecnología.
En las partes arácnidas de la novela, los paralelismos y divergencias con nuestro mundo son lo más interesante de la novela. Por ejemplo, los machos son el sexo débil y al principio de la novela se considera moralmente aceptable que la hembra devore al macho tras el coito. Con el paso del tiempo, pugnarán por alcanzar la igualdad respecto las hembras. Las comparaciones son, no obstante, bastante evidentes así que no espere una obra muy sesuda. Por otro lado, su lenguaje, mediante vibraciones, y la tecnología que desarrollan, mediante mensajes químicos, no tiene nada que ver con los nuestros. En este sentido se nota el buen arte del autor (zoólogo). Cada nueva página nos deleita al mismo tiempo con el sentido de la maravilla ante lo nuevo y la pasión que desata la comparación con nuestra propia civilización.
Por contra, las partes humanas son las menos interesantes de la obra. Todo, desde la forma de escribir, pasando por los personajes y la trama (cuya única finalidad parece ser dilatar el encuentro entre humanos y arañas al final de la novela, cual culebrón barato) palidecen frente a los capítulos arácnidos. Para colmo, la locura de varios de los personajes resulta todo un contrapunto que hace difícil que un lector simpatice con ellos.
Estilísticamente, Tchaikovsky logra una novela descriptiva, en donde su prosa, muy sencilla, logra sumergirnos en el mundo de las arañas. Por contra, no logra desplegar buenas herramientas para narrar los capítulos dedicados a los humanos.
En resumen, Herederos del tiempo es una meritoria novela de ciencia ficción que hará las delicias de los amantes de la biología y donde se despliegan interesantes paralelismos con nuestra propia civilización que se prestan, sin grandes dolores de cabeza, a una doble lectura. Sin ser una gran obra literaria, logra un buen resultado a la hora de describir un mundo alienígena. Como punto negativo, señalar que el ritmo narrativo no termina de estar del todo logrado, con partes enteras que desmerecen el conjunto.
Etiquetas: crítica, literatura