martes, abril 27, 2010

El espejo vacío: fragmento (2)

18
ALEMANIA
Khimki, Oblast de Moscú, 2 de noviembre de 1942


El sargento Herman Wistsgem exhaló el aliento en sus heladas manos, notando cómo el vapor de sus pulmones se congelaba al instante en las gélidas estepas rusas. Siguió con la mirada los destellos que provenían de esos pequeños cristales de hielo hasta que la masa de aire se fundió con el resto de la atmósfera. Pero, aparte del frío, un espléndido sol se asomaba por el horizonte. El astro tiñó de dorado la nieve recién caída y Herman Wistsgeim reprimió una exclamación de asombro al ver, perfectamente perfilada contra un cielo salmón, la silueta de Moscú.

Giró la vista a sus lados, intentando encontrar heroicidad en aquellos soldados que formaban el Cuerpo de Ejércitos del Centro y las perfectas formaciones y magistrales movimientos en pinza de los que tanto hablaban las órdenes del Alto Mando. Pero sólo encontró un puñado de muchachos asustadizos, que temblaban por el frío y esperaban tendidos en el fango helado.

La unidad llevaba horas bombardeando el cercano pueblo de Khimki, esperando la orden de atacar. Los Panzer IV hacía tiempo que habían adoptado posiciones de ataque, los hombres estaban en sus puestos y, con el frío, lo que realmente deseaban era salir de la inacción. Herman se asomó entre los escombros y examinó la explanada que se abría ante ellos.

Herman usó un periscopio para echar un vistazo a Khimki. Los ataques de la Wehrmacht y la Luftwaffe la habían reducido a un montón de escombros humeantes pero los rusos seguían empeñados en defender esas ruinas. Combatían con un fanatismo que incluso a él, nazi convencido, le impresionaba. Por mucho que los alemanes aniquilaran ejércitos soviéticos, los rusos seguían montando nuevos y enviándolos al frente. Herman, que había estado en Leningrado y Stalingrado, sabía perfectamente qué podían esperar en Moscú: la ratskrieg, una dura pelea calle por calle, casa por casa, habitación por habitación.

Herman no sabía mucho de las operaciones a gran escala pero él, como ayudante de Rommel, había tenido la oportunidad de hablar con el mariscal en más de una ocasión. Y, por lo que le había confiado Beck, los soviéticos estaban al borde del colapso definitivo. Habían perdido Minsk, Kiev, Járkov, Smolensk, Stalingrado, Leningrado, Bakú, Astrakán, Murmansk… Su situación era tan desesperada que ni siquiera con los envíos masivos que les estaban enviando los Estados Unidos eran capaces de mantener su maquinaria bélica. Por eso, si caía Moscú, la Unión Soviética perdería la guerra.

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miércoles, abril 21, 2010

Promesas...

Sí, vale, prometí una entrada por semana en el blog. Sin embargo, no dije nada acerca de su calidad así que esta cuenta...

La verdad es que llevaba casi una semana sin escribir nada. Pero claro, resulta más importante conseguir que el lugar donde duermes tenga una adecuada posición horizontal. Además, como no hay mal que para bien no venga, además de una nueva cama y una estantería viene un escritorio donde poder escribir con tranquilidad. Así pues debería escribir más (al menos tendré menos excusa para no hacerlo).

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domingo, abril 11, 2010

The name of the wind

No me gusta la fantasía, pero con algunas novelas hago una excepción. Y en este caso la excepción se la lleva The name of the wind.

El argumento es, a priori, sencillo: un historiador encuentra a Kvothe, uno de los personajes más conocidos del mundo, oculto bajo la apariencia de un mesonero. Kvothe le encarga que escriba su vida, proceso que llevará tres días enteros. Cada día será un libro, siendo este el primero (661 páginas).

Al principio el libro gusta porque está bien escrito pero uno no termina de saber de qué va todo aquello hasta que Kvothe no empieza a narrar su vida. Y entonces engancha. Engancha muchísimo. Ya no es sólo por cómo escribe, sino también por cómo describe al protagonista, a medio camino entre el bien y el mal, envuelto en situaciones que han merecido a la novela el calificativo de "Harry Potter para adultos" (sic). Y también, aunque esto sea un gusto personal mío, por la forma en la que explica la magia, más parecida a la física y química que no a la magia del "abacadabra".


Y, para finalizar, os dejo con la contraportada:

He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con Dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.

Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí


Así pues, recomiendo encarecidamente su lectura, incluso a quienes no les gusta la fantasía (que viene a ser mi caso aunque George R R Martin también esté empeñado en hacerme cambiar de opinión).

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domingo, abril 04, 2010

Cefeidas

Cefeidas es el título de una recopilación de relatos de ciencia ficción a cargo de Sergio Gaut vel Hartman y Jordi Bonet. Centrada en el space opera y con un interesante elenco de escritores resulta una colección bastante digna. Salvo algún que otro relato que chirría un poco, el conjunto es bastante aceptable. Escapismo en estado puro. Abstenerse, eso sí, los no amantes de la space opera.

El único punto realmente negativo que le encuentro es que la maquetación/edición deja bastante que desear (y eso que no soy precisamente maniático al respecto), lo cual hace que, en alguna ocasión, se pierda el hilo del relato. Si se hubiera tratado de una edición amateur lo hubiera dejado pasar, pero tratándose de una editorial seria por la que uno ha pagado 18€ cabe reclamar mayor calidad.

Especialmente recomendables encuentro:
  • Hacia el Survillón - Ramón Muñoz
  • Muñecas rusas - Sergio Gaut vel Hartman
  • Trabajadora social - Yoss
En resumen, una colección interesante, digna de leer y que sirve como excusa para apoyar la ciencia ficción hispanohablante... Debe ser que soy parte interesada en ello ;-)

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