Cómo se hizo...
Hace mucho tiempo...
Había una trilogía cuyo nombre (La guerra de los planetas) ya espanta y da una idea del grado de originalidad de la obra, claro que corría el año 1988, las hormonas iban desbocadas y además, qué puñetas, yo sólo tenía 12 años. Salvo un torpe intento por escribirla en 1991, no se volvió a saber de ella.
El caso es que esa infecta obra tenía una precuela, La caída de Ákkaba. Para quienes se hayan leído Todos contra Zron encontrarán que empieza a haber similitudes (los akkabienses, la caída de Ákkaba por una fuerza maligna, el encuentro entre akkabienses y terrestres...). Claro que La caída de Ákkaba tampoco iba a ningún sitio, menos aún cuando su vomitiva continuación había sido abortada.
Llegó el año 1989 y con él una auténtica revolución. Tras aparcar La guerra de los planetas (ingenuo de mí, todavía pensaba que se podía salvar) empecé a inventar nuevos argumentos.
El primero llegó con la lectura de Fundación. Curiosamente lo que más me llamó la atención fue el hecho de que los humanos de la obra no supieran cuál era su mundo natal. De allí nació una nueva obra, a la que llamé El sector prohibido. En ella los humanos tampoco sabían cuál había sido su mundo natal, que en realidad había sido cruelmente arrasado en una guerra nuclear. Los protagonistas de la obra eran un portentoso capitán de nave, adalid de los malos, y un arqueólogo que termina descubriendo la terrible verdad y que convencerá al capitán para que se rebele contra los malos. Quien haya leído Todos contra Zron supongo que encontrará las similitudes.
No obstante El sector prohibido no llegaba a buen puerto, así que me fui hacia otros derroteros.
De otra idea de Asimov nació Una estrella moribunda, la historia de unos seres que tienen que abandonar su sistema solar natal porque su estrella está a punto de comerse su planeta. Aquí no me dio tiempo ni de inventar personajes ni nada, porque la historia mostraba enormes carencias... pero, curiosamente, aparecen en la obra los primeros zronianos (tronianos en esa época), sadarianos y esbinianos.
Una estrella moribunda recibió el destino que se merecía: la papelera. De ahí que continuara con la búsqueda de la obra perfecta.
El engendro que nació da una idea de mi grado de desesperación por aquella época: Tres federaciones contra un Imperio. No obstante, la idea básica de la obra (un Imperio malo contra el que lucha a la desesperada una precaria alianza de naciones) continúa en Todos contra Zron.
Llegamos pues a 1992, momento en el que lo único que tengo son una serie de abortos, a cada cual peor.
Aparece entonces una nueva idea, que corría el riesgo de padecer el mismo destino que sus predecesoras, la II Guerra Tron. Se iba a centrar en los malos (tronianos), que por aquel entonces no eran muy malos.
En una serie de momentos de lucidez se me ocurrió que los malos tronianos podían ser los mismos que acabaron en su día con la Federación Akkabiense de La caída de Ákkaba... Se me ocurrió que sería un contrapunto ideal hacer que el jefe de los malos fuera bueno y el héroe de los buenos fuera malo (siempre he tenido cierta debilidad por las historias del "guerrero campesino"), así que cogí la especie más pacífica de Una estrella moribunda (esbinianos) y puse el argumento de El sector prohibido. Voilà! Así nació Todos contra Tron. Corría el año 1992.
En 1993 intenté escribirla, con el resultado de 17 páginas inmundas. Eso sí, aparecen los esbozos de todos los personajes principales.
Pero a alguien le expliqué el argumento, se leyó el primer capítulo y me animó a escribir el resto.
Para 1996 había terminado la versión inicial, que a ratos era legible y todo.
En 1997 comencé la reescritura, que se llevó arduos esfuerzos. En ella decidí fijar la saga en 3 obras, lo cual fue bastante complicado ya que no encontraba la forma de escribir la precuela (La caída de Ákkaba). Fue al leer Hyperion cuando me di cuenta de cómo tratar temas "mágicos" sin que me pareciera que la obra perdía seriedad. Finalmente vino la presentación "en sociedad" en 2002, con polémico resultado. Tras pasar revisión literaria en 2003 me lancé a la aventura de buscar editorial... Y en eso sigo.