Crítica: His dark materials (temporada 2)
Hace unos meses reseñé la primera temporada de la excelente His dark materials. Como era de esperar, no tardé en ver la segunda temporada.
Por supuesto, las ambientaciones y actuaciones siguen siendo notables, que por algo estamos hablando de una coproducción de HBO y BBC. No obstante hay menos contención, menos sutilidad, menos segundas intenciones que se manifiesten con una simple mirada. Las presentaciones ya han terminado, la serie se ha puesto los pantalones y no se está por tonterías. En ese aspecto, la serie baja algún peldaño; sigue siendo notable, pero ya no excelente.
En esta temporada se profundiza en algunos conceptos que habían quedado pendientes, como el papel que juega Will en la saga. Pero para ello tiene que introducir nuevos conceptos, lo cual produce la extraña sensación de volver a la introducción cuando deberíamos estar en pleno nudo de la serie. Además, el tiempo que ocupa en presentar y desvelar estos nuevos misterios obliga a aparcar muchas segundas lecturas que tanto juego dieron en la primera. A pesar de ello, tiene algunos momentos interesantes, como introducir elementos de física en este mundo lleno de magia. No se trata de la magia cientificada de Rothfuss o Sanderson pero algo es algo. Y sí, por si se lo pregunta, los científicos forman parte del bando de los buenos de la historia, manteniendo esa inteligente dicotomía entre los héroes y los villanos de este multiuniverso.
En resumen, la segunda temporada de His dark materials mantiene el tipo, aunque le falta esa sutilidad en las interpretaciones de la primera y las dobles lecturas, sigue siendo una serie de fantasía de referencia.