Crítica: El estrecho sendero entre deseos
El estrecho sendero entre deseos (en el original, The narrow road between desires) es una novela corta de Patrick Rothfuss, ampliación del relato largo El árbol del relámpago (publicado en el 2014). No he leído El árbol del relámpago, así que mis comentarios no tendrán en cuenta la existencia de este germen original.
La noveleta trata de un día normal en la vida de Bast, un Fata (una especie de ser sobrenatural) al que ya vimos en El nombre del viento y El temor del hombre sabio. Así pues, se trataría de una obra que se enmarca en la saga protagonizada por Kvothe, para ser más precisos sería el episodio 0,6 (no me pregunten de dónde ha salido el número), así que -se supone- antecede a El nombre del viento pero no hay ningún indicio que permita ubicar a esta noveleta en ese punto concreto de la saga. No obstante, es importante recalcar que la noveleta trata de un día normal. Así que no hay fuegos artificiales para salvar el mundo. No hay Kvothe (solo se le menciona como "el posadero"), ni explicación sobre la naturaleza de Bast ni sobre su relación con el Kvothe.
¿De qué va el libro? Como digo -por tercera vez ya- es un día normal en la vida de Bast: se baña, ve a una chica desnuda, acepta una tarea, la olvida, sube una colina, la baja y tiene varias conversaciones sobre cómo ordenar las chicas de la villa según su belleza... Creo que ya se hacen una idea. Vale, sí que hay una línea argumental más sólida y es el encargo que le hace un niño pero que apenas ocupa una minúscula fracción de la obra. Rothfuss era un maestro en hacer interesante lo intrascendente (basta recordar cómo empieza El nombre del viento o La música del silencio que trata, agárrense, sobre preparar una sopa), pero esta vez parece que ha ido demasiado lejos.
La necesidad de que una obra literaria cuente con un argumento no es ningún secreto. El propio Rothfuss teme que la obra no guste porque, de alguna manera, a los lectores les suele gustar algo llamado "trama" y "propósito". No es el caso de El estrecho sendero entre deseos, en el que abundan numerosos ejemplos de lo contrario. Así, por ejemplo, hay un villano. ¿Nombre? Desconocido. ¿Razón de ser el villano? Desconocida. ¿Método para lidiar con el villano? Algún tipo de magia de naturaleza desconocida (¿para qué preocuparse por las complicaciones de la magia que funcionaba maravillosamente en las obras previas de Rothfuss?). ¿Qué ocurre con el villano? Desconocido (el autor solo nos dice que no volverá a molestar y que no ha muerto). Y así un largo etcétera.
Otro aspecto destacable es que esta obra carece de la prosa maestra que caracteriza otras obras de Rothfuss. Bueno, no del todo, todavía hay destellos de belleza, pero sinceramente me pregunto si ya estaban en El árbol de la iluminación. La mayor parte del libro es simplemente soso, parece un cuento para niños, pero nada más. Irónicamente, lo mejor son el prólogo y las notas finales; lo cual dice mucho de la calidad del libro.
Entonces, ¿vale la pena leer El estrecho camino entre los deseos? Probablemente no, salvo para los fans incondicionales de Rothfuss, se tome como un libro infantil o le gusten las obras sin mucha sustancia argumental.
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