Crítica: Un recuerdo llamado Imperio
A memory called Empire (cuya traducción al castellano no ha llegado todavía, pero sería Un recuerdo llamado Imperio) es la primera novela de Arkady Martine y ganadora del Premio Hugo en el 2020.
La novela, de ciencia ficción, tiene este interesante arranque: una pequeña nación independiente, Lsel, mantiene una embajada en el Imperio Teixcalaanli, nación de ansias expansionistas y que controla la cuarta parte de la galaxia. El embajador de Lsel (Yskander) muere en extrañas circunstancias y Lsel envía una nueva embajadora (Mahit) que tratará de conservar la independencia de su nación y no terminar, como su antecesor, falleciendo en extrañas circunstancias.
Arkady Martine (cuyo nombre real es Anna Linden Weller) es historiadora especializada en el mal llamado Imperio Bizantino y esta base se nota a la hora de crear el mundo de A memory called Empire. Uno de los principales temas de la obra es el choque cultural entre un poderoso imperio y los bárbaros, en donde se conjuga el desprecio y la atracción. Así, la embajadora de Lsel no solo conoce la cultura teixcalaanli sino que se siente atraída por ella, a pesar de que el poderoso imperio amenaza la independencia de su nación. Del mismo modo, hay teixcalaanlis que se muestran interesados en la cultura de los bárbaros, como el enlace teixcalaanli que le facilitan a Mahit, llamada Seis Mardehierba, que termina siendo su amiga y, bueno, algo más.
Como es de esperar de un ganador del Hugo, el planteamiento del libro resulta muy interesante. Sin embargo, contiene fallos. Unos cuantos. Bueno, en realidad, muchos. ¿Por dónde empezar? De entrada, el libro logra el demérito de tener largos tramos en los que es aburrido. Esto es debido al estilo del libro, que es pródigo en descripciones decentes, pero le falta más escritura visual y adaptar el estilo a la situación. Los personajes, de tan sutiles que son, terminan resultando flojos. El worlbuilding se centra en el ámbito literario, mientras que cojea en los demás temas. Para rematarlo, tiene fallos de guion garrafales. Repito: garrafales. Así, por ejemplo, si Tsel y Teixcalaanli son colindantes y hay relaciones comerciales entre ellos, uno espera que sepan algunas cosas básicas el uno del otro, en especial los especialistas del tema. No obstante, la embajadora de Lsel llega a la página 70 del libro sin saber si el Emperador Teixcalaanli tiene descendencia (¿no existe la Wikipedia en el Imperio Teixcalaanli?). Por otro lado, incluso los teixcalaanlis especialistas en Lsel desconocen que todos los lselianos usan los implantes imago, que debe ser algo así como si los mayores especialistas españoles en Marruecos desconocieran, no sé, que la mayoría de estos son musulmanes.
Uno de los mayores logros del libro es el concepto de los implantes imago. En resumen: la pequeña sociedad lseliana necesita preservar los conocimientos de sus antepasados y, para ello, implanta las memorias de estos en sus descendientes. Si usted es, no sé, ingeniero eléctrico, va a contar con los conocimientos de todos los ingenieros eléctricos que le precedieron. Esto da juego a que la personalidad implantada choque con la personalidad huésped. Por desgracia, la idea se infrautiliza en la obra por una decisión, para mí, poco acertada.
Por lo demás, cabe mencionar que resulta un libro en el que la trama política y detectivesca lleva casi todo el peso de la narración. Si gozó con Dune, este es su libro. ¿Quién mató a Yskander y por qué? Y no es el único asesinato, oigan, por no mencionar los intentos. ¿Quiénes son los aliados y enemigos de Mahit? ¿Interesante? Desde luego.
En resumen, Un recuerdo llamado Imperio es una destacable irrupción de una nueva autora que arranca francamente bien, con una hipnotizadora investigación detectivesca y un interesante choque cultural. La trama y los personajes son muy sutiles, lo que podría haber sido un gran acierto, pero les falta profundidad. El estilo, sin grandes descalabros, resulta a veces un poco soso. Y, finalmente, el worldbuilding resulta interesante, pero podría haber estado bastante mejor.
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