jueves, julio 19, 2018

Crítica: El bosque oscuro

El bosque oscuro es la continuación de la aclamada El problema de los tres cuerpos, que ya reseñé en su día.

El bosque oscuro es diferente en muchos aspectos a El problema de los tres cuerpos... Tanto para lo bueno como para lo malo. Estilísticamente hablando, carece del brillante arranque de su predecesora (aunque el arranque sigue siendo de lo mejor de la novela) pero también carece de los fallos argumentales y cambios de escenario que no hay por donde coger de su antecesora. En resumen, la novela está más en el centro de la media.

Los personajes están mejor definidos aunque siguen sin ser el punto fuerte del libro. Y, sin hacer spoilers, la obra contiene una batalla espacial memorable.

Sin entrar demasiado en materia, la obra plantea ideas interesantes de cómo afrontarían los humanos una invasión extraterrestre: unos colaborando con el enemigo, otros abrazando el escapismo. ¿Y si el enemigo pudiera conocer todos los planes de defensa humanos y bloquear toda nueva tecnología... salvo las ideas que estuvieran encerradas en nuestras mentes? Interesante cuestión que el libro aborda sin complejos.

Por desgracia, el libro no explota todo su potencial. Así, por ejemplo, para los trisolarianos pensar y hablar son la misma cosa. Sorprendidos se quedan cuando se enteran que para los humanos no es lo mismo y, más aún, cuando se les dice que los humanos somos capaces de decir cosas que no pensamos en realidad (proceso conocido como "mentir"). Pero este punto se menciona solo al principio... Y no vuelve a mencionarse nunca más.

El final deja un regusto agridulce. Por un lado, el hecho de que el autor conduce perfectamente hasta el momento final. Por otro, el hecho de que este es un poco precipitado, así como que convierte la tercera parte de la trilogía en innecesaria.

En resumen, una obra que gustará -y mucho- a los que les gustó El problema de los tres cuerpos. De hecho, en muchos aspectos supera a su predecesora.

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martes, julio 17, 2018

Crítica: El cuento de la criada (serie)

Hace unos meses ya reseñé el excelente libro El cuento de la criada, de Margaret Atwood. Como prometí, ahora toca la serie.

El lector me permitirá ir al grano y no detenerme en explicar el argumento. Si quiere más detalles siempre puede ir a mi crítica del libro. Me centraré en la adaptación en sí.

Una segunda advertencia: solo he visto la primera temporada. Quienes me conocen saben que el tiempo que dedico a ver series es escaso.

Al grano.

La serie hace justicia al libro. Hay momentos cinematográficos brillantes, de miradas que dicen más que los diálogos de algunas películas. Las interpretaciones de los personajes son dignas de elogio, destacaría la de Offred (Elisabeth Moss), la del resto de criadas (todas, sin excepción) y la de tía Lydia (Ann Dowd). Fred (Joseph Fiennes) está muy comedido pero más que correcto. Serena Joy (Yvonne Strashovski) también está brillante pero, por desgracia, su personaje está desaprovechado en la serie (resulta una sádica, mientras que en el libro es más bien una amargada y el lector llega a sentir compasión por ella). El único personaje desaprovechado, para mí, es Nick (Max Minghella).

La ambientación es excelente. La serie juega muy bien con los colores (rojo, azul, negro), con los flashbacks del libro y narra de forma brillante cómo una sociedad libre termina convirtiéndose en un régimen opresivo, con todos sus detalles. Sobre este último punto, cabe destacar que el papel de tía Lydia cobra más relevancia que en el libro y resulta todo un manual de cómo lavar el cerebro a alguien.

La serie sigue con bastante fidelidad al libro pero se permite algunos cambios. El final es diferente (no desvelaré más), aporta algunas escenas interesantes (la mejor, la visita de la embajadora mexicana) pero se deja algunas cosas en el tintero (eché mucho de menos que no explicara la historia de Serena Joy).

En resumen, una serie excelente, no apta (eso sí) para personas que tengan estómagos sensibles.






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