Por qué es importante el lanzamiento del Falcon Heavy
El pasado martes 6 de febrero se lanzó por primera vez el cohete Falcon Heavy, de la empresa SpaceX. Algunos se habrán quedado con la imagen, icónica pero técnicamente irrelevante, del primer coche enviado al espacio. Pero lo cierto es que probablemente sea todo un punto de inflexión en la exploración del espacio.
Starman buscando aparcamiento en el espacio.
¿Mola? Desde luego. ¿Útil? Va a ser que no.
Múltiples son los motivos para ello. Empecemos.
El Falcon Heavy es el cohete más potente en servicio. Puede lanzar hasta 64 toneladas en órbita baja, más del doble que su directo perseguidor, el Delta IV Heavy (29 t). De hecho, es el cuarto cohete con mayor capacidad de carga de la historia, solo por detrás de los míticos N-1 (75 t), Energía (100 t) y Saturno V (130 t). Es cierto que las 64 toneladas se alcanzan solo si se desecha el cohete, mientras que si se quiere reutilizar "solo" alcanza " 44 toneladas (1), pero incluso así sigue estando claramente por delante de sus competidores (2).
El Proton, el Delta IV Heavy, el Ariane 5, el Atlas V,
el H2B, el LM3B y... El primo de Zumosol.
Un cohete tan potente abre todo un abanico de nuevas posibilidades. Con solo dos lanzamientos se puede enviar una tripulación a la Luna, por ejemplo. Pero la triste realidad es que -de momento- el Falcon Heavy no tiene nada que lanzar. SpaceX propuso en su día lanzar una sonda a Marte, la Red Dragon, pero fue cancelada. Y de momento nadie que se ha interesado demasiado en comprar el cohete. El motivo es sencillo: nadie quiere arriesgarse a construir un gran (y caro) satélite que solo pueda lanzar el Falcon Heavy. Hay una regla no escrita en las telecomunicaciones que dice que todo satélite debe poder ser lanzado por el segundo cohete más grande disponible. Posiblemente la cosa cambie en el futuro en cuanto debute el New Glenn, otro mastodonte capaz de lanzar 45 toneladas (3), ahí podríamos ver una verdadera carrera por satélites mucho más grandes que los actuales.
¿Es ahí donde la competencia?
Que se ponga.
Alguien podría pensar que la NASA podría ser un estupendo cliente para el Falcon Heavy. Pero la verdad es que no. Primero hay que tener en cuenta que el Falcon Heavy acaba de debutar y -lógicamente- la NASA es reacia a asignar sus sondas a cohetes no probados. Pero hay un motivo adicional: la NASA tiene su propio supercohete en desarrollo.
¿Eing? ¿Como, que de repente tenemos a tres cohetes superpesados en servicio? Bueno, no exactamente. Tenemos...
- Al Falcon Heavy de SpaceX, con sus 64 toneladas y que está en servicio aunque no tiene clientes a la vista.
- Al Falcon Super Heavy, que podría lanzar 100 toneladas. SpaceX "amenaza" con desarrollarlo si se retrasa su BFR y, bueno, para tocar las narices a la NASA.
- Al New Glenn de Blue Origin, en desarrollo, que probablemente sea el menos potente de la tropa.
- El SLS de la NASA, en desarrollo, cuya primera versión alcanza las 70 t y la segunda 130.
- El BFR (4) de SpaceX, en desarollo, con capacidad de 150 toneladas en modo reutilizable.
It's too big to be a space station - Han Solo
Pongamos ahora al Falcon Heavy y al futuro BFR frente al SLS de la NASA y veremos que la cosa se pone, muy, pero que muy interesante:
- Capacidad: FH 64, SLS Block 1 70, SLS Block 2 130, BFR 150.
- Coste de desarrollo: FH 500M$, SLS 12.000M$, BFR ?
- Coste por lanzamiento: FH 90M$, SLS 500M$, BFR 100M$ (5)
Por dejarlo más claro: el SLS de la NASA ha tardado más en desarrollarse y ha salido mucho, muchísimo más caro. Pregunta ¿por qué los contribuyentes de Estados Unidos deberían pagar 12.000 millones de dólares por el desarrollo de un cohete cuando hay alguien que está haciendo uno mucho más barato?
De hecho, es incluso peor que eso. El SLS de la NASA nació en el 2005, en medio del Programa Constellation y por aquella época se llamaba Ares V. El Ares se gestionó de forma tan horrenda que dentro de la NASA se creó un grupo de ingenieros rebeldes que lanzaron una contrapropuesta llamada Jupiter. Oficialmente la NASA nunca reconoció que el Jupiter era mejor que el Ares V pero terminó suspendiendo el Ares V y sacando a la luz un nuevo diseño -el SLS- que se parecía sospechosamente al Jupiter. 12 años y 12.000 millones de dólares más tarde el SLS aún no ha volado.
¿Dónde estaba SpaceX en el 2005? Bueno, aún no habían lanzado ni su primer cohete.
¿Cómo puede ser que la NASA, con todo su dinero, conocimiento y hardware heredado del transbordador espacial (6) haya sido puesta en evidencia por unos recién llegados? (7)
Pero no se vayan que aún hay más. El nuevo supercohete de SpaceX se ofrece a unos 90M$. Como comparación, el Delta IV Heavy (que, recordémoslo, lanza la mitad), a 345 M$ y el Ariane 5 a unos 200 M$. El Falcon Heavy es más económico que sus directos rivales (8) ¡y eso que es más potente! No es de extrañar que en los despachos de la competencia estén temblando de miedo.
Y, finalmente, no nos olvidemos de un detalle muy significativo: el Falcon 9 y el Falcon Heavy son, en estos momentos, los únicos cohetes del mundo reutilizables. Durante muchos años se persiguió el sueño de los cohetes reutilizables -que se asumía reduciría los costes de acceso al espacio- hasta que llegó el transbordador espacial y se vio cómo la NASA se empantanaba con un programa carísimo y peligroso. Desde entonces nadie pensó seriamente en desarrollar cohetes reutilizables... Hasta que llegó SpaceX.
Los dos cohetes laterales del Falcon Heavy aterrizando a la vez.
Sí, he dicho aterrizando. Si usted no se emociona es que no tiene corazón.
La situación actual es, pues, la siguiente:
- Tenemos un cohete mucho más potente de lo que teníamos hasta ahora, aunque de momento no se va a usar para nada.
- Aparentemente, es mucho más barato que los de la competencia, se ha desarrollado en un tiempo récord y es tecnológicamente más avanzado. La competencia de medio mundo está haciendo frecuentes viajes al baño.
- Los defensores del SLS ya no saben dónde esconderse. La NASA va a sufrir una seria reestructuración a medio plazo.
- Está por ver hasta qué punto la reutilización puede reducir los costes pero las primeras impresiones son buenas.
- SpaceX empieza a ocupar en el imaginario público el lugar que una vez ocupó la NASA.
- Por muy extravagantes que puedan parecer las ideas de Elon Musk, ya nadie se las toma a risa.
(1) SpaceX es un tanto opaca respecto a las capacidades reales del cohete.
(2) Conviene recordar que en estos momentos el Falcon 9 y el Falcon 9 Heavy son los únicos cohetes orbitales que pueden ser reutilizados, así que las comparaciones con cohetes no reutilizables son un tanto tramposas.
(3) En la versión de 2 etapas, la de 3 se supone que tendrá aún mayor capacidad. No obstante el fabricante (Blue Origin) es conocido precisamente por su gran secretismo. Por no dar pistas, ni siquiera tiene su logotipo en la fachada de su sede central.
(4) Big Falcon Rocket, aunque inicialmente se llamaba Big Fucking Rocket. Es lo que tiene ser multimillonario.
(5) Los costes reales dependen de cosillas como el ritmo de lanzamientos y ver hasta qué punto SpaceX logrará reducir los costes mediante la reutilización. Tómense con la debida precaución, pero basta decir que todo el mundo da por sentado que el SLS será mucho más caro que el FH y el BFR.
(6) Sí, el SLS hereda directamente el hardware de los antiguos transbordadores. Motivo de más para que hubiera sido relativamente fácil desarrollarlo, ¿no?
(7) Solo la torre de servicio para el SLS Block 1 cuesta 1000 millones de dólares. No es broma.
(8) Ahora mismo solo le haría sombra el Proton ruso y sus económicos 61 M$. Eso sí, tiene una molesta tendencia a fallar. Usted mismo.
Etiquetas: astronáutica, divulgación