La crítica (II)
Muchos pensamos que después del fiasco que supuso Todos contra Zron PPProductions se replantearía completamente el negocio. La buena noticia es que lo ha hecho, la mala es que la senda que ha tomado resulta una huida hacia delante que no lleva a ninguna parte.
Pero vayamos al grano. Si en Todos contra Zron ya tuvimos que sufrir un argumento tan complejo que era imposible de seguir, unos personajes que se parecían como gotas agua y un estilo pedante e indefinido, podemos decir sin lugar a dudas que La Luz de las Tinieblas no corrige estos fallos. Es más, ahonda en ellos y nos brinda nuevas posibilidades al tedio y al desconcierto.
De entrada la historia abruma. Se han pasado de la raya. Plantear la obra alrededor de un agujero negro no es precisamente el mejor modo de que el lector se entere de qué está pasando. Menos aún si unos alardes de imaginación tan extravagantes como innecesarios hacen que no se entienda ni el entorno ni los personajes. Sencillamente, se pide al lector que vea lo imposible.
Los protagonistas son grises, flojos y previsibles. Las tensiones familiares entre ellos son facilonas. La ausencia de un "bueno" y un "malo" definibles termina por hundir la obra, pero es que casi todos los personajes son así y uno termina aborreciendo a Kum por terrorista, a Fray por asesino, a Newtein por genocida, a Bálase por indecente, a Syriam por engreída y a Guirla por aprovechado. Y, sin personajes con los que identificarse, el lector se aparta de una historia que nunca fue concebida para él.
Por si fuera poco, la novela abunda en violencia sin propósito. Aquí muere hasta el apuntador y el lector sólo obtiene unos balbuceos filosóficos para justificar tanto salvajismo. Eso por no comentar la opresiva y desesperada ambientación, capaz de acabar con la moral del más aguerrido.
Por último, y ya que les preocupa tanto conseguir entrar en el mercado editorial, parece que La Luz de las Tinieblas es el peor modo de conseguirlo.
Para ser justos, no todo es malo en La Luz de las Tinieblas. Al menos esta vez han tenido la decencia de no dejar el camino abierto a una continuación.
En definitiva, La Luz de las Tinieblas no va a pasar a los anales de la historia. Es más, merece el mismo destino que las otras obras de este autor: la papelera.