Escéptico de los escépticos
El diccionario de la Real Academia define escéptico como:
- Que profesa el escepticismo.
- Que no cree o afecta no creer.
Ya puestos, si buscamos escepticismo:
- Desconfianza o duda de la verdad o eficacia de algo.
- Doctrina de ciertos filósofos antiguos y modernos, que consiste en afirmar que la verdad no existe o que, si existe, el hombre es incapaz de conocerla.
Sin embargo, este término se utiliza mucho en la actualidad, yo diría que incluso demasiado. Todo el mundo quiere ser escéptico, supongo que porque eso requiere cierta capacidad de discernimiento entre los que es verdad y lo que no lo es. Por el contrario, ser clasificado de "crédulo" o de "negacionista" tiene connotaciones negativas.
Sin embargo, el término se ha hecho muy popular entre el llamado escepticismo científico. Este movimiento nació hace unos 30 años, cuando se crearon diversas organizaciones escépticas que pretendían hacer un análisis crítico de lo paranormal. La más conocida fue CSICOP (ahora CSI) y su equivalente española ARP.
Se puede decir que ambas han cumplido una importante labor en la crítica de las pseudociencias, pero también es cierto que han recibido muchas críticas, y no sólo de parte de pseudocientíficos. Algunas de estas críticas merecen atención.Los miembros de CSICOP o ARP carecen de la cualificación necesaria.
Cierto, la mayor parte de los miembros no son científicos activos. Gran parte de ellos ni siquiera ha estudiado carreras de ciencias. E incluso los que lo han hecho puede que no estén capacitados para hablar de temas no-científicos.
No obstante, la Ciencia no es cuestión de títulos, sino de método. El método científico se adquiere, pero no todos los que lo aplican pasaron por carreras de ciencias, ni todos los que pasaron por carreras de ciencias saben aplicarlo.
Ni CSICOP ni ARP realizan investigación.
Cierto, pues critican sin haber investigado directamente al respecto. De hecho esta no fue al principio la intención de CSICOP o, al menos, de algunos de sus miembros. Uno de sus fundadores, Marcelo Truzzi, creía que era preciso dar cabida a argumentos de parte de ambos bandos: "crédulos" y "negacionistas", para poder tener un debate abierto. También se emprendieron estudios teóricos y experimentos de diversas pseudociencias. Sin embargo, estos estudios terminaron pronto, tras la salida de la organización de Truzzi y compañía.
El hecho de no investigar no les quita derecho a criticar las investigaciones ajenas, sobretodo porque muchas de las "investigaciones" son muy poco serias. Sin embargo me llama la atención la sesgada forma en la que CSICOP o ARP aplican su escepticismo. Por mucho que les pese a ambas organizaciones hay gente del mundo paranormal que sí realiza investigación seria. Sólo hay que mirar por ejemplo la revista European Journal of Parapsycology... A simple vista, impecable: peer-review, etc.
No quiero decir con esto que crea que nos visiten los extraterrestres, o que exista la telepatía, o que funcione la homeopatía... No, lo que intento decir es que la Ciencia funciona porque se ciñe a los datos. Y si los datos dicen algo hay que ceñirse a ellos. No me gusta la actitud de los escépticos cuando critican de forma feroz a quien tiene la ocurrencia de sugerir algo que va contra la ciencia ortodoxa, siempre y cuando el estudio sea serio.
Las organizaciones escépticas se mueven por afán de dinero.
Pues sí. El asociacionismo nace de un grupo de individuos que aúnan fuerzas para lograr un objetivo. El problema nace cuando esa asociación comienza a necesitar dinero para fomentar sus actividades. Y no digamos los individuos, pues varios miembros viven completamente de ello, y muchos en parte. Eso no sería nada malo de por sí, al fin y al cabo cada cual es bien libre de vivir de lo que quiera, siempre y cuando se respetaran una serie de normas. Entre ellas, por ejemplo, hacer bien el trabajo (o intentar hacerlo, que es aquello con lo que nos conformamos el común de los mortales).
El problema viene cuando el trabajo se hace mal y encima se cobra por ello... Por ejemplo, hace poco la editorial Laetoli inició una colección crítica con diversas creencias pseudocientíficas con el explícito título de "¡Vaya timo!". Por si el título no fuera suficientemente contundente, en el interior abundan los ataques ad hominem y los insultos variados. Incluso dentro del movimiento escéptico se alzaron voces en contra, acusando a los libros de escasa calidad argumental y acidez corrosiva. Sin embargo, tampoco faltaron defensas. Luis Alfonso Gámez (de quien hay que decir que criticaba ampliamente varios libros) finalizaba su exposición con "si compran estos títulos estarán contribuyendo económicamente al sostenimiento del movimiento escéptico". O sea, que los libros son malos pero deberíamos comprarlos para ayudarles a luchar contra los creacionistas, los astrólogos y los ufólogos. Conclusión: hay que comprarlos por dinero.
La crítica escéptica ha cortado líneas de investigación válidas.
Cierto. Algunas líneas de investigación no se explotan por miedo de los investigadores a hacer el ridículo. Por supuesto, hay cosas que parecen extremadamente improbables (como por ejemplo intentar desencadenar una reacción de fusión nuclear en el interior del estómago de una vaca suiza) y que, por lo tanto, no deberían financiarse con el dinero de todos.
¿Cuál es el problema? Pues que, a veces, se corre el riesgo de pasarse de la raya. La lista de las investigaciones que fueron ridiculizadas por los escépticos es bastante larga, quizás el caso reciente más emblemático sea el de la "fusión fría". Otro ejemplo: los griegos sostuvieron que la Luna influía en los terremotos y las erupciones volcánicas. Llegó la Revolución Científica y la idea se tachó de absurda, pues sonaba a pro-astrológica. Durante los tres siglos siguientes parece que nadie se tomó la molestia de comprobar si lo que decían los griegos era verdad o no. Sin embargo, recientes investigaciones indican que, tal vez, podría ser cierto... En tal caso la manía antiastrológica podría habernos hecho perder trescientos años.
Frecuente uso de la descalificación y el insulto.
Basta con leer algunas de sus declaraciones para darse cuenta de ello.
"el enemigo" (refiriéndose a los crédulos), "soy un guerrillero y lucho cuerpo a cuerpo", "Hay que mantener a toda costa la pureza del movimiento escéptico en la creencia de que solo así se alcanzará la victoria frente a las hordas de la irracionalidad" Luis Alfonso Gámez
"hay que entablar un combate cuerpo a cuerpo en el propio terreno del enemigo" Luis R. González
"Me alegra pensar que ese talante radical de los primeros números (de ARIFO) no se ha perdido..." Mercedes Quintana
"no se deben establecer discusiones racionales" Francisco Javier Esteban
Cabe decir que, después de sus inicios. ARP-SAPC parece haberse moderado un poco en estos comentarios. Sin embargo, el más impresentable que he visto es bastante reciente (del 2006). En el penúltimo párrafo el periodista de El Mundo Javier Cavanilles arremete contra Bruno Cardeñosa así:
"quiero ver quien de vosotros tiene los COJONES que hacen falta para cometer perjurio y negar que las caras están pintadas o son simples manchas" (las mayúsculas estaban en el original)
En su descargo podemos decir que:
1) todo el mundo puede tener un calentón.
2) según él Bruno Cardeñosa le había dedicado previamente "caricias" similares.
Sin embargo, lo que no tiene ningún tipo de perdón es que el artículo de Cavanilles pasara los filtros (o la ausencia de ellos) de la redacción de El Escéptico Digital sin que a nadie se le ocurriera ponerle freno.
Se necesitan mutuamente
Félix Ares, en una comunicación a Bruno Cardeñosa, le propuso "un trato, cada vez que te pidan un escéptico para un programa de tv me recomiendas a mi, y cada vez que me pidan un ufólogo para un congreso yo te nombro a ti". Esto no sería nada objetable si después no se dedicasen a insultarse mutuamente.
Otro caso curioso es el del cosmonauta fantasma Ivan Istochnikov, que fue "descubierto" por el periodista Íker Jiménez en junio del año pasado. La historia es falsa, rotundamente falsa, lo cual no dice mucho a favor del periodista de "investigación". Sin embargo lo curioso del caso es que la exposición donde se exhibía el montaje se paseó por España y el extranjero bajo los auspicios, entre otros, de los medios escépticos. Estuvo en el Planetario de Pamplona, cuyo director es también presidente de ARP-SAPC (?!). La excusa que presentan los medios escépticos cuando se les pregunta al respecto (claro que no suelen decirlo mucho) es que la exposición suponía un acicate para fomentar la actitud crítica de la gente. Me parece un ejercicio considerable de cinismo, puesto que gran parte de la gente salía de la exposición creyendo sinceramente que la historia de Ivan Istochnikov era cierta y un Planetario se supone que es un lugar de divulgación, no un lugar donde inculcar mentiras deliberadas. Tal vez en un experimento de psicología o de sociología se puede inculcar mentiras deliberadamente, pero un Planetario no me parece tampoco que reúna esas cualidades.
Mentiras organizadas
Posiblemente el mayor problema que veo en las organizaciones escépticas es haber mentido o encubierto datos que no cuadraban con la visión tradicional de la ciencia. Esa es precisamente la actitud más anticientífica que puede haber. En vez de señalar que "no hay datos suficientes para dar una opinión definitiva", de decir "tal vez sea X, tal vez sea Y"
El caso más emblemático es, sin duda, el de Michel Gauquelin, psicólogo francés que, tras haber publicado varios artículos muy críticos con la astrología, publicó uno a favor (actitud muy saludable, por cierto, que demuestra que posiblemente lo publicó a pesar de que iba contra su sistema de creencias). La recién nacida CSICOP no podía dejar pasar la oportunidad de atacar "científicamente" los resultados favorables a la astrología. Pero, para su sorpresa, no hubo manera. Aparentemente los resultados eran correctos y exitía relación entre la probabilidad de ser deportista profesional y la posición de Marte en el cielo.
CSICOP hubiera tenido varias opciones, todas ellas muy científicas y muy escépticas:
- Reconocer que los datos apuntaban en esa dirección, aunque cabía hacer más estudios.
- Suponer mala fe de Gauquelin.
- Suponer que había algún fallo en los datos.
Visión pseudoapocalíptica
Las organizaciones escépicas mantienen ser poco más o menos que la última línea de defensa de la razón contra las hordas de la irracionalidad. Presentan una visión en la que se ve cómo las pseudociencias "invaden" la sociedad. Está claro que, vista esa situación, hay que recurrir a todas las armas posibles (a estas alturas ya he dicho unas cuantas). Sin embargo ¿es eso realmente así? Lo dudo. Es cierto que, por ejemplo, las "medicinas alternativas" son cada vez más populares, pero también lo es que la astrología lleva muchos años estancada y que la ufología ha mostrado un pronunciado retroceso de su popularidad desde el boom de los años 70. Así pues, no estamos tan mal.
Actitud sectaria
Típica actitud de "estás conmigo o estás contra mí". Así pues, les molesta que acudan científicos a programas de divulgación paranormal (pues yo prefiero que vaya un científico a un programa, aunque sea uno de divulgación paranormal). También llama la atención de que sólo caben ciertas actitudes escépticas. Así, por ejemplo, cuando la asociación escéptica argentina ASALUP saltó por los aires uno de los motivos que se argumentaron era que algunos miembros no eran escépticos porque creían "en las teorías conspirativas del 11-S". O sea, escépticos sí, pero sólo en algunas cosas.
REFLEXIONES FINALES: El escepticismo científico cumple una labor necesaria en la crítica de las pseudociencias, pero frecuentemente incurre en errores parecidos a los que critica. En vez de dar argumentos, colaborar con los científicos que se apartan de la corriente principal o elaborar sus propios experimentos, recurren demasiado frecuentemente a ataques ad hominem. Las críticas a sí mismo, aunque más frecuentes que las de los crédulos, son insuficientes.
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