viernes, septiembre 18, 2020

Crítica: TENET

TENET es la nueva película de Christopher Nolan, autor mainstream o de culto según a quién pregunte. En ella, como viene siendo marca de la casa, el tratamiento del tiempo juega un papel trascendental. Únase eso a un argumento al más puro estilo 007 y tenemos a James Bond con viajes en el tiempo.

Si van a ir a verla, mejor que no sepan el argumento al detalle, pero baste decir que en la primera escena nuestro protagonista interviene en una operación antiterrorista en Kiev. Allí observa fenómenos extraños y, tras un serie de escenas no demasiado bien hilvanadas, descubre que esos fenómenos extraños se han producido porque alguien ha inventado la forma de hacer que objetos vayan hacia atrás en el tiempo.

Esto da lugar a todo tipo de fenómenos visualmente impactantes. Así, por ejemplo ¡las balas que van hacia atrás en el tiempo aparecen incrustadas en el blanco y, al dispararlas, se meten en la pistola! La gente corre hacia atrás y el fuego, en lugar de quemar, congela.

No faltan las paradojas temporales, resueltas de forma más o menos convincente. Así, si estás a punto de empezar un viaje hacia atrás en el tiempo, te vas a encontrar con tu otro yo. Es más, es condición sine qua non para empezar el viaje. No obstante, a mitad de película se produce una vuelta de tuerca innecesaria y que resultará confusa a quien no haya oído hablar de la mecánica cuántica (e incluso a quienes han oído hablar de ella). ¿Realmente era necesario citar la interpretación de Penrose?

Por supuesto, no falta la acción, que para algo es un trasunto de 007. Y, como ya nos demostró en Inception, Nolan es un excelente director de escenas de acción, si bien, en mi modesta opinión, tiene la tendencia de alargar y complicar en exceso estas escenas. Si en Inception este defecto se intuía aquí termina dominando la escena.

La acción, sin embargo, no se desarrolla de forma fluida, algo que Inception sí lograba. El arranque es tan espectacular como confuso. Nuestro protagonista pasa de una escena a otra sin que venga mucho a cuento, un arranque un tanto torpe que descoloca al espectador. Lo mismo puede decirse del final que, entre disparo y disparo, resulta demasiado complejo de entender.

Los personajes no son precisamente el punto fuerte de la obra. Del protagonista, encarnado por John Washington, no sabemos ni siquiera el nombre (!). Robert Pattison pasa por allí y habla con voz misteriosa. Kenneth Branagh encarna a un malo, muy malo, absurdamente malo ¿les he dicho ya que es muy malo? Elizabeth Debicki interpretación a una mujer que quiere mucho a su hijo (una característica que la sitúa en el mismo lugar que el 99% de las madres de este planeta). Michael Caine, que exuda carisma, hace una estupenda e intrascendente interpretación que no llega a los cinco minutos.

En resumen, TENET es una película de acción con viajes en el tiempo y argumento enrevesado. Los aciertos y errores de esta película son producto de la factoría Nolan, autor que nos demostró que es un genio y, por desgracia, se lo creyó. Aquellos a los que gustó Inception o la saga de James Bond disfrutarán con la obra.



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domingo, septiembre 13, 2020

Crítica: La sangre de los elfos

La sangre de los elfos es el primer libro (o no) de la saga de Geralt de Rivia de Andrzej Sapkowski. Hay cierta discusión sobre cuál es el orden "correcto" para leer la saga, dado que fue escrita sin seguir la cronología de los acontecimientos y, además, hay dos compilaciones de historias que preceden La sangre de los elfos pero no se consideran obras de la saga como tal. Remátenlo con diferentes fechas de publicación de cada país y las manías de cada editorial y tiene usted una bonita y estéril discusión bizantina. En resumen, hay personas/países/editoriales que consideran La sangre de los elfos como el primer libro de la saga mientras que otros colocan en esa posición El último deseo. En la excelente serie de TV que ya reseñé en su día empiezan por El último deseo, así que las comparaciones entre este libro y la serie deben tomarse con cautela.

Dejando de lado el aparente desorden de la saga, vayamos al grano. La sangre de los elfos es una obra de fantasía, a ratos oscura, a ratos épica. Es una obra coral, con múltiples personajes, entre los que destacan Geralt, Jaskier, Ciri y Yennefer. Yendo a contracorriente de la tónica general de la literatura, está narrada mediante capítulos largos, de unas 30 páginas cada uno, por lo que cada capítulo es prolijo en detalles, aunque la acción salta de uno a otro sin demasiada continuidad.

Estilísticamente, es una buena obra, pero en este apartado destacan los diálogos, que son simplemente magistrales. El primer capítulo, por ejemplo, Jaskier entra en un bar y habla con los parroquianos del lugar. A pesar de que no sabes muy bien quién es Jaskier y a pesar de que a no sabes y a priori no te interesa saber quiénes son los clientes habituales del bar, el diálogo logra mantener el interés del lector, identificar a los personajes y engancharte. La construcción de los personajes, gracias al punto anterior, se logra de forma notable. También es muy destacable la ironía que destila la obra, en especial los momentos en los que intervienen las mujeres, que vienen a arreglar los torpes desaguisados de los hombres.

A pesar de haber comenzado la saga a medias (o no) esta se sigue sin ninguna dificultad. Queda claro que entre Geralt y Yennefer ha habido una relación sentimental. El libro explica con detalles el proceso de creación de los Brujos. Y se entiende bien la importancia de Ciri y su pasado. El único punto en el que el libro flojea es la excesiva importancia que se da a la política en algún capítulo.

En resumen, La sangre de los elfos es una excelente obra de fantasía, con diálogos memorables y un buen sentido del humor, lo que justifica que una obra de fantasía polaca haya alcanzado fama internacional.


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domingo, septiembre 06, 2020

Crítica: Binti

Binti es una novela corta de Nnedi Okorafor, autora estadounidense de raíces nigerianas. En ella se nos describe el viaje iniciático de su protagonista (adivínenlo: Binti), educada en una cerrada una tribu africana anclada en sus tradiciones, que va a estudiar a una prestigiosa universidad galáctica. La obra tiene unas claras influencias africanas y, siguiendo la estela de apertura hacia nuevos puntos de vista inaugurada por El problema de los tres cuerpos, ganó los premios Hugo en 2016 y Nebula en 2015.

El argumento de Binti es el clásico viaje iniciático. La protagonista, que pertenece a la tribu himba, es invitada a ingresar en la Oomza Uni, una prestigiosa universidad galáctica. Aceptar la invitación no obstante rompe las tradiciones de su clan y Binti se convierte, a ojos de este, en una paria. La disyuntiva entre seguir las tradiciones y romperlas se resuelve con elegancia y cierta reivindicación de la cultura africana, dado que Binti mantiene en su día a día buena parte de las tradiciones de su pueblo, en particular aplicarse ojitze (un pigmento de color marrón-rojizo que se untan las himba en piel y cabello y que hace que esta tribu sea muy conocida).

Durante el viaje, la nave en la que viaja Binti resulta atacada por las medusas, una especie alienígena cuyos encuentros con los humanos son, digamos, poco amistosos. Y hasta aquí podemos leer. Pero sí que se puede decir que en el desenlace juegan un papel trascendental las tradiciones culturales de la protagonista. En ese sentido, pues, resulta una acertada reivindicación de la cultura africana.

Debido a que su protagonista se encuentra en los últimos años de adolescencia o primeros años de edad adulta, algunos clasifican esta obra como "juvenil". No soy de esa opinión, a menos que uno crea que El juego de Ender, Dune o Star Wars deben caer en la misma categoría.

El estilo de la obra es agradable y está destinado a que se devore con suma facilidad. Para ello, más allá de una factura interesante, no recurre en innecesarias florituras que demoren la acción. A pesar de eso, uno de los momentos claves de la obra queda mal justificado, posiblemente porque a la obra le falte una mayor extensión.

La obra dista, no obstante, de ser perfecta. En primer lugar, el lector de ciencia ficción suele estar poco predispuesto a la defensa de las tradiciones culturales y el género, anclado casi siempre en el futuro, se presta poco y mal a ello. Así pues, esta defensa de una ancestral cultura africana puede causar extrañeza a más de uno. El otro gran fallo de Binti es que su corta extensión no permite explicar toda la complejidad del universo que plantea. Es lógico que en una obra no se desvelen todas las incógnitas pero no lo es que no se explique el planteamiento ni los conceptos base. Este aspecto podría haberse resuelto fácilmente con una mayor longitud de la obra.

En resumen, Binti es una obra fresca y de gran originalidad, que se lee con rapidez y cuyo principal mérito es hacer una defensa de la cultura africana. Por contra, su escasa extensión hace que no se logre del todo la necesaria suspensión de la incredulidad.

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