Crítica: Los últimos días de Nueva París
Los últimos días de Nueva París es una novela de China Miéville, autor de referencia en el subgénero weird de la ciencia ficción y que ha dejado excelentes obras como La ciudad y la ciudad. El argumento combina elementos de historia con surrealismo y resulta extremadamente original: en plena II Guerra Mundial se detona una "bomba S" que hace que las obras de arte surrealistas cobren vida. Estas cuentan con poderes sobrenaturales que las hacen codiciadas y temidas tanto por los nazis como por la resistencia francesa.
China Miéville nos sumerge en la novela sin anestesia previa. Un ejercicio arriesgado, que habitualmente me encanta y sale bien. Sin embargo, la extraña combinación de elementos, muchos de ellos deliberadamente incomprensibles, convierten la inmersión en un hundimiento. Cuesta demasiadas páginas comprender lo que sucede y, cuando por fin nos hemos hecho con las riendas, nuevos elementos surrealistas te vuelven a descabalgar.
No falta el genio de Miéville a la hora de escribir las páginas, pero buena parte de las palabras no terminan de cuajar; sin poder entender bien los cimientos, el resto de la estructura no atrapa. Algo similar sucede con los personajes, que no pueden desarrollar su personalidad en semejante desvarío.
En resumen, Los últimos días de Nueva París es una obra extraordinariamente original, que aporta nueva ideas para el género fantástico. Por desgracia, esta originalidad está demasiado reñida con la comprensibilidad de la obra, lo que la convierte en un producto solo para paladares amantes del subgénero weird.
Etiquetas: crítica, literatura